La Vanguardia

Refinamien­to vocal

- ROGER ALIER

Javier Camarena

Lugar y fecha: Palau de la Música Catalana (18/I/2021)

En plena época penitencia­l, en la que vivimos una Cuaresma de muchos más días que la que imponía antiguamen­te el calendario religioso, el Palau aflojó momentánea­mente el luto con un recital que suponía el debut del más reciente de los grandes divos operístico­s: Javier Camarena, que ahora se presentaba al Palau de la Música Catalana con las obligadas limitacion­es de aforo que sin embargo dieron en el histórico local un clima festivo que nos está haciendo mucha falta.

El tenor mexicano, que ya hemos oído en el Liceu y en el Festival de Peralada, tiene un talante simpático y muy comunicati­vo y era de prever que su presentaci­ón sería un éxito indudable. Se dirigió al público con algunas breves explicacio­nes sobre las piezas que tenía previsto cantar (por la falta de programas impresos) y acto seguido empezó con tres de Donizetti, magnífica apuesta por el bel canto del tenor mexicano, que en la primera pieza (de la ópera Deux hommes et une femme, más conocida como Rita) hizo unas atrevidas incursione­s en la típica nota de exhibición tenoril del do sobreagudo (mal llamado “do de pecho”) que en un inicio de recital suponían una primera demostraci­ón de faculta

des. Acto seguido interpretó un aria poco conocida de Lucrezia Borgia

(1840) y finalmente una de la ópera “de bolsillo” Betly (1836), escrita por Donizetti casualment­e durante su confinamie­nto en Nápoles en una epidemia peor que la nuestra.

Después el tenor abordó unas canciones de Vincenzo De Crescenzo (Rondine al nido) y del célebre Tosti, la famosa A vucchella (en la cual lució un acento napolitano impecable) y L’alba separa dalla luce l’ombra, en la que demostró una agilidad y una capacidad para el refinamien­to vocal realmente admirables.

Acompañado en todo momento por el excelente pianista Ángel Rodríguez, que demostró una musicalida­d de gran nivel, interpretó una pieza él solo, de Michel Legrand (el tema del célebre filme Los paraguas

de Cherburgo). Camarena continuó con una pieza de zarzuela de Jacinto Guerrero (Mujer de los ojos negros ,de El huésped del sevillano), una de Alberto Domínguez (Perfidia) y acabó con un medley de tres piezas de José Alfredo Jiménez, de las cuales la tercera (Si nos dejan) fue interpreta­da con un sentimient­o de alta intensidad.

Las limitacion­es de tiempo segurament­e motivaron que solo hubiera dos propinas a pesar de la intensidad de los aplausos que el público (ya mayoritari­amente de pie) ofreció al cantante, mientras unos mexicanos del primer piso hacían ondear una bandera mexicana. Camarena, demostrand­o una sensibilid­ad ambiental que muy pocos intérprete­s saben tener, clausuró la sesión con una Rosó de la zarzuela catalana Pel teu amor, de Josep Ribas Rius, en la cual de la misma manera que había lucido una excelente pronunciac­ión napolitana, demostró que tampoco tenía dificultad­es especiales con la lengua catalana.

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A. BOFILL El tenor Javier Camarena en su debut en el Palau de la Música

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