La Vanguardia

El Barça necesita la prórroga para ganar al Cornellà

Ramón Juan, el portero del Cornellà, paró dos penaltis y forzó la prórroga

- CARLES RUIPÉREZ

El Barça no le pudo poner puntería pero sí le echó cordura a esta Copa chiflada, con los adioses del Atlético y el Real Madrid. Se salvó el Barcelona de otro susto, aunque tuvo que ir a la prórroga para eliminar al Cornellà. Resistió el equipo verde con uñas y dientes, sostenido por Ramón Juan. La Copa encumbra a porteros modestos. Un día a José Juan, un veterano, en Alcoi. Al siguiente, a Ramón Juan, un jovencito de 21 años, que juega con casco como Cech. Tuvo que aparecer Dembélé con un trallazo como el de Iniesta en Stamford Bridge para destrozar el orgullo del guardameta, salvador de las esencias coperas, donde casi todo parece posible.

Los penaltis eran la especialid­ad de Koeman. Dicen que los equipos se parecen a sus entrenador­es. No en el caso de este Barça, que erró dos penas máximas. Dos penaltis que paró el portero local en el colmo de la falta de efectivida­d del Barcelona. Dembélé se resarció de su fallo con el gol de la clasificac­ión.

Lo primero que hizo Koeman nada más bajar del autobús fue mirar de cerca y pisar el césped. Quizás hubiera sido mejor que se fijase en el punto de los 11 metros. El Barcelona sabía que llegaba para sufrir y le costó al inicio. Sobre todo en las jugadas a balón parado. Empezó el Cornellà con una estrategia muy intimidado­ra metiendo a casi todos los jugadores en el área pequeña, limitando mucho la visión y los movimiento­s de Neto. Agus Medina era el encargado de enroscar y colgar todas las pelotas paradas. Un auténtico especialis­ta de ese otro fútbol.

Así eliminó al Atlético. Así apretó al Barcelona, donde sobresalió Ronald Araújo.

Allí donde fueres, haz lo que vieres. No deja de ser curioso que las mejores ocasiones del Barcelona fuesen a balón parado. El laboratori­o se vio trabajado. Como si fueran Salazar y Òscar en el Albacete, Pjanic bombeó un córner a la frontal y Trincão empalmó con la zurda. Ramón Juan se lució en lo que sería la antesala de lo que vendría a continuaci­ón.

En un balón colgado, Albert Estellés, en su intento por despejar, cometió penalti sobre Araújo que había subido al remate. Soto Grado señaló la pena máxima, aunque al Barça, sin el sancionado Messi, los 11 metros le volvieron a parecer un kilómetro. No la chutó ni Griezmann (falló en la tanda contra la Real), ni Braithwait­e (que ya marró contra el Eibar en la Liga) ni siquiera el atrevido Riqui Puig, que se autoadjudi­có el quinto en la semifinal de la Supercopa. El balón se lo pidió Pjanic. Sin embargo, a la hora de la verdad, el bosnio, fichado del Juventus y que aún no se ha estrenado con el Barcelona, telegrafió su lanzamient­o a la derecha del portero Ramón Juan, que realizó un extraordin­aria parada para dejar el 0-0 en el marcador.

En el intermedio, Koeman retocó el dibujo. Dio entrada a Dembélé y retiró a Riqui Puig para recuperar el 4-2-3-1. Eso dio más presencia a los blaugrana en ataque aunque Griezmann tenía el pie derecho desviado y no encontró portería en otra jugada ensayada. Pjanic sorprendió al sacar de cuchara una falta y dejó solo al francés, que remató a las nubes.

Tantos ríos de tinta para hablar del peligro de los locales a balón parado y al final fue el Barcelona el que hizo más daño. Otra vez con los centrales al remate, Lenglet peleó un balón y Pol Moreno le puso la bota en la cabeza. Otro penalti. Cambió el Barça de lanzador pero Ramón Juan volvió a salir airoso. Dembélé disparó muy centrado, tanto que el portero, sin moverse, lo sacó con el pie derecho en un alarde de nervios.

Por si no hubiera poco con dos penaltis parados, Ramón Juan llevó el partido a la prórroga con una palomita. Voló y desvió lo justo para que el disparo de Pjanic tocase el larguero y se fuese a córner.

Los superpoder­es se le acabaron al portero nada más empezar el tiempo extra porque Dembélé enganchó un trallazo con la derecha ante el que nada pudo hacer el héroe local. El Barcelona pudo poner algo de lógica a la Copa más loca, aunque Ramón Juan hiciese todo lo posible para poner el torneo patas arribas, del revés. Braithwait­e en el 121 acabó con la leyenda de Ramón Juan, el paralotodo.

LA PARADOJA

Dicen que los equipos se parecen a sus entrenador­es; no en el caso de este Barça, que erró dos penas máximas

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JOAN MONFORT / AP Busquets y el resto del grupo felicitan a Braithwait­e, autor del segundo gol del Barcelona
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