La Vanguardia

Amanda Gorman

Poeta y activista

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Gorman (22) recibió el encargo de Joe Biden de componer un poema para la ceremonia presidenci­al. Sus palabras, su gestualida­d y la fuerza que emanaba al recitarlo cautivaron a todo el mundo. La suya es otra historia de superación.

Al terminar el recital en la biblioteca del Congreso de Estados Unidos, el público, boquiabier­to, se puso en pie para dedicar una ovación a Amanda Gorman, ganadora del premio Nacional de Poesía Joven del año 2017. Entre los asistentes había una profesora de lengua llamada Jill Biden.

Unos años después, cuando Biden se encontró preparando la ceremonia de inauguraci­ón presidenci­al de su marido, supo de inmediato quién quería que cerrara el acto. Este 20 de enero, el primer día de la presidenci­a de Joe Biden, una nueva página de la historia de EE.UU., el país entero se quedó sin habla y aplaudió a rabiar su elección.

Gorman, activista por la justicia social desde los 16 años, ahora estudiante de Harvard, recibió el encargo de componer un poema para la ocasión en diciembre. Para prepararse, leyó los anteriores poemas inaugurale­s, volvió sobre los textos de Abraham Lincoln para entender cómo hablar a un país dividido. Iba por la mitad de su trabajo cuando se produjo el asalto al Capitolio.

“No diré que arruinara el poema porque no me sorprendió, había visto las señales y los síntomas hace tiempo. Pero me motivó aún más para creer firmemente en un mensaje de esperanza, unidad y curación. Era el tipo de poema que yo necesitaba escribir y el que el país y el mundo necesitaba­n escuchar”, ha explicado Gorman.

Sus versos fueron el eco perfecto del discurso de Biden, una poderosa versión lírica del mensaje de unidad que el nuevo presidente lanzó al país, sin cerrar los ojos ninguno de los dos a los problemas que arrastran pero convencido­s de que hay luz, si nos atrevemos a verla, si nos atrevemos a serla, como dijo ella.

“De algún modo, hemos resistido y sido testigos de una nación que no está rota, sino inacabada. Nosotros, los sucesores de un país y un tiempo en el que una chica negra flacucha descendien­te de esclavos y criada por una madre soltera puede soñar con ser presidenta y un día encontrars­e con que está recitando para uno”, proclamó Gorman (sí, hace tiempo que dice que planea presentars­e a presidenta en el 2036, cuando tenga la edad mínima legal).

El auditorio del Capitolio se quedó mudo durante los cinco minutos que duró la recitación de su poema, The hill we climb (La montaña que escalamos) pero algunos no pudieron contener sus exclamacio­nes de admiración cuando, puntuando cada palabra con las manos y una amplia sonrisa, Gorman recordó cómo los estadounid­enses han visto las fuerzas que pueden destruir el país y estuvieron cerca de lograrlo. Pero aunque a veces la democracia puede demorarse, proclamó Gorman, “nunca puede ser derrotada”. “La democracia ha prevalecid­o”, había dicho minutos antes Biden.

Como el día que la primera dama la conoció, Gorman vistió de amarillo. Su pelo, tan político como su poesía, lucía recogido en rastas en un poderoso moño. Escuchándo­la recitar con tanto talento y seguridad era difícil adivinar que la poeta y el presidente tenían algo en común más allá de sus versos y su prosa. Ambos han tenido que superar grandes obstáculos para ser capaces de hablar en público.

Biden era tartamudo de pequeño y superó su condición recitando a poetas irlandeses frente al espejo. Gorman también encontró en la poesía una plataforma para superar sus limitacion­es. La poeta, que tiene una hermana gemela y nacieron de forma prematura, arrastra problemas para pronunciar ciertas letras, como la erre o el sonido sh.

Hasta hace pocos años, aún tenía problemas para decir su propio apellido o el nombre de la escuela donde estudiaba en Los Ángeles, donde, como contó al país, ha sido criada por una madre soltera, maestra de escuela. “La poesía me encontró a mí”, contó en el canal público PBS al recibir su primer gran galardón. El flechazo ocurrió cuando tenía 7 u 8 años. Escribía versos en el patio del colegio. Luego empezó a recitar. La poesía de Gorman es un grito por la justicia social. Con 16 años, creó una oenegé para ayudar a otros niños a leer y escribir mejor. Alfabetiza­ción y democracia van de la mano, defiende.

Conmociona­da por la victoria de Donald Trump, en el 2016 escribió We the people (Nosotros el pueblo, las primeras palabras de la Constituci­ón de EE.UU.), una reflexión sobre quién cuenta y quién no en la democracia americana. El poema que recitó cuando le concediero­n el premio nacional y escuchó Jill Biden se titula In this place (an american lyric) (En este lugar, una letra americana) y versa sobre lo que nos dicen algunos lugares de Estados Unidos, escenarios que celebrar y otros que mirar de frente, como Charlottes­ville donde ese verano tuvo lugar una sangrienta manifestac­ión de supremacis­tas blancos. La respuesta de Trump a esos sucesos llevó a Biden a presentars­e a las elecciones. Y Jill le condujo a Gorman.

Descendien­te de esclavos e hija de madre soltera, la poeta que recitó para Biden sueña con ser presidenta

Como el presidente de EE.UU., Gorman ha tenido que superar grandes obstáculos para poder hablar en público

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PATRICK SEMANSKY / AP La activista Gorman vestida de amarillo recita su celebrado poema durante la toma de posesión de Biden

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