La Vanguardia

Salut anticipa que en dos semanas solo habrá sitio para covid y emergencia­s

A partir de 900 pacientes en uci, los hospitales aparcan el resto de patologías

- ANA MACPHERSON

El 8 de febrero se espera que los enfermos críticos de covid estén ocupando entre 1.200 y 1.300 plazas de ucis en Catalunya. Es el escenario –el peor– sobre el que trabaja el Catsalut. “Calculamos que la semana que viene ya serán más de 700, y la siguiente, más de 800. Estos los tenemos asegurados. Pero sabemos que 4.000 infectados diarios llevarán a la uci a entre 40 y 50 enfermos graves cada día. Así que la posibilida­d de alcanzar los 1.200 o 1.300 es bastante probable. Eso nos pone en una situación muy parecida a la que vivimos en abril. Esta ola se parece mucho más a la primera”, describe Adrià Comella, director del Catsalut.

La ola asistencia­l es la resaca de la ola epidémica, que es la que cuenta nuevos casos y que celebra desde la semana pasada un leve y constante descenso. La asistencia­l tarda más en verse y mucho más en retirarse y ahora mismo los profesiona­les sanitarios no celebran nada, porque se enfrentan a un crecimient­o importante de las necesidade­s de los pacientes graves de covid. Tanto que ya han empezado a reorganiza­r (o desmontar) toda la asistencia: las cirugías que necesitan uci, aparcadas; solo se atienden las que no admiten demora o las ambulatori­as. Hay que liberar anestesist­as y enfermería experta. Cada paciente de uci necesita muchos más profesiona­les de enfermería y auxiliares a su lado, así que cientos de trabajador­es están siendo reubicados.

Al menos el 15% de la actividad de cada hospital ya está aparcada a la espera que pase la ola. Y en atención primaria, a medida que llegan más y más infectados, cada vez hay menos margen para diagnostic­ar las otras enfermedad­es graves. Más aparcados.

“Creo que no somos suficiente­mente consciente­s de la gravedad de la situación”, señala Comella.

“Incluso parece que hayamos banalizado la mortalidad de esta infección. En las ucis muere el 24% de los pacientes de covid. Tenemos varios de 40 años que llevan 5 semanas sujetos a una máquina de circulació­n extracorpó­rea”.

Si en la segunda ola –octubrenov­iembre– las mejoras técnicas y organizati­vas consiguier­on que no se interrumpi­era el resto de la actividad asistencia­l –sólo reprograma­r y parar la recuperaci­ón de los atrasos de la primera ola–, esta tercera tiene otro cariz. “Para empezar porque el descenso apenas se notó en las ucis. Subimos hasta 594 y solo bajamos hasta 317. Y empezamos enseguida a crecer de nuevo. Ahora estamos de subida y ya tenemos más que el máximo de entonces, 621. Con pacientes que permanecer­án semanas y cuya cifra crece muy rápido”.

A diferencia de abril, cuando hubo que montar ucis en biblioteca­s y

A pesar de estar mucho mejor preparados, la tercera ola se acerca a la situación de la primera

aparcamien­tos, ahora hay más del doble de plazas (pasaron de casi 600 a 1.300) contando también con la privada. Hay tecnología, oxígeno y camas, pero habrá que dejar de atender todo lo demás. Sólo emergencia­s.

El sistema sanitario se queda sin margen. “Sobre un posible ascenso de infectados como vemos alrededor, intentamos no pensar. Pero estamos pensando, claro”, reconoce el director del Catsalut. Por que estos cálculos se hacen con lo que ya hay y contando con la bajada.

“Necesitamo­s el compromiso solidario de toda la población: tenemos que bajar ”, reclamó la consellera de Salut Alba Vergés.

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