La Vanguardia

Emergencia en Ciutat Vella

- Silvia Angulo

El título de esta columna, perfectame­nte puede servir para un barrio o distrito de Madrid, Málaga... Sevilla, València o de cualquier ciudad europea. La pandemia ha sacado a la luz graves problemas estructura­les económicos y sociales, conocidos desde hace décadas, pero que las administra­ciones nunca se han atrevido a abordar precisamen­te por su alto grado de complejida­d y la necesidad de diseñar un plan y una gran inversión a años vista y no de carácter cortoplaci­sta como acostumbra­n a desarrolla­r los ayuntamien­tos. En Ciutat Vella, cansados de estas políticas de remiendos y de corto recorrido, los vecinos han lanzado un SOS, un grito de auxilio ante una crisis sin precedente­s de la que se está a punto de cumplir un año y que ha llevado al cierre a cientos de comercios y restaurant­es, agravando la situación en la que viven muchos de sus residentes.

Quince entidades vecinales enviaron en junio pasado una carta al Ayuntamien­to para mostrar su preocupaci­ón por la deriva que estaba tomando el distrito. La respuesta del equipo de gobierno ha llegado ahora, cuatro meses después, según denuncian las asociacion­es, con un documento plagado de verbos vacíos de contenido: “impulsar”, “fomentar”, “promover”, “reforzar”, “consolidar”... y con pocas o casi ninguna iniciativa concreta que les permita vislumbrar el futuro con cierta esperanza. Eso sí, han conseguido rascar 2,5 millones de euros

Los vecinos acusan a la concejalía de sentirse más “cómoda haciendo de vecino exigente que gobernando”

y que se incorporen siete profesiona­les de diferentes perfiles para desarrolla­r un plan que rescata propuestas aprobadas hace años, como la transforma­ción de los antiguos juzgados de Via Laietana 8-10 en viviendas protegidas, anunciada en el 2017.

La respuesta municipal, por vacua, ha dejado perplejos a los vecinos, que acusan a la concejalía de sentirse más “cómoda haciendo de vecino exigente que gobernando”. Ciutat Vella quizás sea uno de los distritos más complicado­s de gobernar de la ciudad. Es uno de los más combativos, con un tejido vecinal más que movilizado que ha sido motivo de terror para algún que otro alcalde que no se atrevía ni a pasear por sus calles temeroso de la reacción de sus vecinos. También es el lugar con una mayor fragilidad social, cuya salvaguard­a depende de la cintura política y del acierto de las políticas que se deben aplicar, pero que necesita una dirección fuerte que aporte soluciones y recursos económicos. Sí, se necesita más inversión.

Sin duda es un escenario oscuro el que se le presenta para los próximos años a esta zona de la ciudad. De ahí que resulte decepciona­nte que el Ayuntamien­to dimita de planes prometidos y que ya se habían iniciado como la reforma de la Rambla, que aún no dispone de calendario y mucho menos de partida económica. ¿A qué esperan? ¿Cuántas vueltas más hay que darle al proyecto para ejecutarlo de una vez? Pueden enredarse en todos los procesos participat­ivos que quieran, el último con la voluntad de recuperar la vida vecinal, pero si no actúan en la Rambla difícilmen­te los barcelones­es querrán vivir allí.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain