Acta policial a seis peregrinos de Tossa de Mar por salir del municipio
Ni guerras ni catástrofes naturales, como nevadas o temporales, han impedido desde el siglo XV que el Pare Pelegrí saliera cada 20 de enero en procesión hacía Santa Coloma de Farners para agradecer a Sant Sebastià que erradicara la peste negra en Tossa. La pandemia de este año tampoco ha sido un freno para que el Ayuntamiento suspendiera esta tradición religiosa a pesar de la negativa del Procicat, que desautorizó el acto al no cumplirse ninguna de las excepciones de movilidad que contempla la Generalitat.
Como resultado de este incumplimiento, los Mossos d’esquadra levantaron actas el miércoles y ayer al Pare Pelegrí y a los cinco miembros de su confianza que le acompañaban en su trayecto a la altura de Sils y Vidreres por traspasar los límites municipales. En su recorrido de 80 km, entre ida y vuelta, la comitiva pasó por Tossa de Mar, Caldes de Malavella, Vidreres, Sils, Riudarenes y Santa Coloma de Farners, donde hay la capilla más próxima a Tossa dedicada al santo que les libró de la peste. La alcaldesa Imma Colom (Junts per Tossa) explica que los Mossos han hecho su trabajo. Reconoce que “nos hemos saltado el confinamiento” y que la policía no podía hacer “como si no lo hubiera visto” y asume su responsabilidad. Aún así, se mantiene firme, a pesar de las circunstancias actuales, en la defensa de una tradición que nació en plena pandemia de la peste negra. “En ningún momento me planteé anular el acto, lo volvería a hacer”, afirmó ayer Colom, que agrega que “esto no es una fiesta, una marcha o una excursión sino el cumplimiento del voto de un pueblo que se vive con respeto y garantizando todas las medidas sanitarias” exigidas por la covid.
Del millar de personas que en años anteriores habían acompañado durante su trayecto al Pare Pelegrí (papel que este año ha recaído en el vecino Jaume Gotarra, un funcionario de 54 años), el miércoles eran solo cinco los elegidos que realizaron el recorrido con mascarilla y guardando una distancia de dos metros. Además el aforo de la iglesia que acogió la salida y llegada de Gotarra se redujo al 30%, cumpliendo la normativa del Procicat. Los asistentes acudieron con cita previa y antes de entrar en el templo se tomaron la temperatura. No había acompañantes ni espectadores durante el recorrido y para evitar aglomeraciones se evitaron actos multitudinarios como las procesiones de salida y llegada. El Ayuntamiento de Tossa de Mar interpeló ayer a sus vecinos a continuar “el sacrificio de quedarse en casa” antes de que el Pare Pelegrí completara una de las ediciones más inéditas.