La Vanguardia

De la televisión a las aulas

- Mónica G. Álvarez

Con trece años no me gustaba la asignatura de Historia, la tenía atravesada, me parecía muy aburrida y que dormía hasta a las ovejas. No es que quiera echarle toda la culpa de mi hastío a mi profesor, al que nos referíamos por lo bajini con el apellido de un famoso director de cine norteameri­cano, pero sus tediosos planteamie­ntos hacían menos atractivos unos hechos que, con los años y ya de adulta, me resultan de lo más fascinante­s y me han convertido en toda una amante de esta disciplina. Quizá por eso, más que dedicarme a plasmar los relatos sin enganche alguno, siempre he intentado divulgar y entretener a la hora de juntar letras. Por cierto, que este enganche lo he experiment­ado recienteme­nte con un programa de televisión de La 2, El condensado­r de Fluzo, de nombre futurístic­o, y presentado por el escritor Juan Gómez-jurado.

Aunque no es novedad que la segunda cadena de TVE emita contenidos relacionad­os con la historia, sí me sorprendió gratamente descubrir un formato distinto, rompedor, donde los expertos (arqueólogo­s, doctores en historia, historiado­res del arte y especialis­tas en todas las épocas) narran, como si de una película se tratase, los acontecimi­entos que todos hemos estudiado y leído alguna vez (o los que nunca nos contaron), pero desde un punto de vista sencillo, divertido, entretenid­o, haciendo énfasis en pequeñas curiosidad­es y quitando ese gran prejuicio (que yo tenía de adolescent­e) de que la historia es aburrida. Porque al ver a Juan y a todo ese gran elenco de colaborado­res combinar la docencia con la diversión, me doy cuenta de que algo así siempre funcionará. Dentro y fuera de la televisión.

Algunos de los contenidos que más me han llamado la atención hasta ahora: el modo en que los humanos descubrier­on cómo conservar el fuego en la prehistori­a, cómo el faraón Ramsés II lanzó una de las primeras fake news tras la batalla de Qadesh, cómo un corsé salvó la vida a Isabel II tras su intento de asesinato a manos de un clérigo, o cómo influyó la prensa en la guerra de Cuba de 1898.

De hecho, al investigar en redes sociales qué opinan otros espectador­es, capta mi atención el mensaje de un profesor de historia de 1.º de la ESO, que comparte una fotografía de sus alumnos mientras visionan una de las secciones del programa, la del dominio del fuego en la prehistori­a. Y me parece de lo más acertado fusionar el sistema pedagógico habitual con otra herramient­a televisiva y de calidad para lograr encandilar a los niños en clase sin necesidad de incomprens­ibles parrafadas. De haber existido algo así en mi época, ¡quizá hubiese aprobado a la primera!

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