Quintana gana el Alfaguara con una niña asustada
La colombiana combina realismo y ternura en ‘Los abismos’
Una niña de 8 años, Claudia, muy vivaz pero también asustada, es la narradora de la inquietante y sin embargo tierna historia familiar de Los abismos, la novela con la que la colombiana Pilar Quintana (Cali, 1972) se alzó ayer con el premio Alfaguara.
La también autora de La perra –premiada y traducida narración selvática con protagonistas humanos y caninos–, así como de Coleccionistas de polvos raros, elige el punto de vista de la cría para relatar lo que sucede cuando la estructura tradicional de una familia parece quebrarse; en especial por el desencuentro entre su padre –que regenta un supermercado de barrio– y su madre, atraída por su joven y atlético concuñado.
“Nadie sabe lo que pasa en el interior de una familia, ese es el gran abismo que explora la novela”, dijo Quintana al tiempo que se preguntaba “qué pasa con las mujeres que fueron madres por imposición social en esa época, en los años ochenta. Las mujeres de mi generación tuvimos la oportunidad de decidir si queríamos ser madres o no porque casi todas éramos profesionales y pudimos decidir qué queríamos hacer con nuestras vidas. Las mujeres de la generación de mi madre, no. Solo algunas de ellas estudiaron, pero el mandato social era que se casaran y tuvieran hijos. Estaba mal visto si escogían una carrera y no formaban una familia”.
Para la autora, harta de que le dijeran de niña “de eso no se habla” o “eso no se dice”, la literatura cumple justamente “la función de poner en palabras lo que estaba vedado, es un refugio”. Cuando empezó a escribir, “había temas vedados a la novela”, como por ejemplo la maternidad, pues se veía como “un tema de chicas, poco importante”. Por eso “hay muchos libros de hijos e hijas, pero pocos de madres”.
Quintana llamó a “desmitificar la maternidad, desacralizarla, porque las madres no somos santas ni ningún prodigio, en el fondo somos pura animalidad, instinto, como el sexo”. La de la novela oscila entre el desdén y la inconsciencia y siembra en su hija unas dudas funestas.
La atmósfera inquietante de la narración procede en buena parte de la especial perspectiva de la niña, a la que le faltan claves para decodificar el mundo adulto. Eso acrecienta sus miedos y premoniciones, a partir de las interpretaciones que hacen de lo que se dice a su alrededor. Justamente, lo que más le costó fue “encontrar el tono de la narradora, el punto de vista de Claudia, porque los niños son inocentes pero se dan cuenta de todo aunque no sean capaces de poner en palabras lo que les está pasando”.
Los abismos es un libro de gran intensidad y tensión narrativa, según destacó el jurado formado por Héctor Abad Faciolince, Irene Vallejo, Ana Merino, Cristina Fuentes La Roche, Xavier Vidal, el periodista de La Vanguardia Xavi Ayén y, con voz pero sin voto, la editora Pilar Reyes.
En palabras del portavoz del tribunal, el también escritor colombiano Abad Faciolince, se trata de una narración “poderosa” contada desde “una aparente ingenuidad” infantil en contraste con el de la “desdichada” protagonista.
La naturaleza y el entorno de los personajes adquieren –como ya sucedía en La perra– tanto protagonismo como ellos; en especial la casa familiar, de dos pisos y repleta de plantas, que a ratos pareciera que esté viva. Es éste uno de los elementos claves de un relato que combina emoción y realismo.
El premio Alfaguara está dotado con 175.000 dólares (unos 145.000 euros), así como con una escultura de Martín Chirino y la publicación de la novela ganadora en todo el territorio de habla hispana.
El fallo se transmitió desde la Casa de América en Madrid, en conexión con distintos puntos de Latinomérica y, a causa de la pandemia, con transmisión por vía streaming a los informadores. Condujo el acto la periodista la Pepa Fernández.
En esta edición del Alfaguara se recibieron 2.428 manuscritos, “un récord de participación”. De esos textos, 1.293 se remitieron desde España, 419 desde Argentina, 259 desde México, 187 desde Colombia, 88 desde Perú, 74 desde Estados Unidos, 73 desde Chile y 35 desde Uruguay.
Después de sucesivos cribados, el jurado seleccionó siete manuscritos finalistas. Y antes de la votación final se registró “un triple empate”, reveló Faciolince. Pero después el veredicto se adoptó “fácilmente” por mayoría.
“Hay que desmitificar la maternidad, pues las madres no somos sino pura animalidad”, afirma la autora