Sentido y sensibilidad
Hope
Dirección: Maria Sødahl Intérpretes: Andrea Braein Hovig, Stellan Skarsgård Producción: Noruega-suecia, 2019. Duración: 130 minutos. Drama
Esta película tiene a la enfermedad en el centro de su trama: el cáncer supuestamente terminal que sufre la protagonista. Tenemos, con todo lujo de detalles, visitas a médicos y oncólogos, resonancias, tacs, nuevas visitas al especialista con diagnósticos desalentadores, etcétera. Y, sin embargo, no es una película particularmente deprimente. En primer lugar, porque las escenas clínicas están alternadas con otras de celebraciones familiares; estamos en fechas señaladas y la numerosa familia se reúne por Nochebuena, Navidad y Fin de Año con boda de propina, escenas todas ellas filmadas con mucha naturalidad, que en cierto modo recuerdan al Ingmar Bergman de Fanny y Alexander. Pero también por el sentido del equilibrio y la sensibilidad con que la directora Maria Sødahl se aproxima a la historia, desterrando de las imágenes el sentimentalismo, la compasión o el efecto lacrimógeno. Su mirada ecuánime se entiende: como anuncia un rótulo inicial (“Ésta es mi historia, tal y como la recuerdo”), lo que aquí vamos a ver, con muy leves variaciones, es su propia historia, su propia enfermedad, que vivió junto a sus hijos e hijastros y su pareja, también cineasta, Hans Petter Moland, el autor de Uno tras otro y de su remake americano Venganza bajo cero. Los momentos más intensos de Hope son precisamente los de la relación de la pareja: la enfermedad hace emerger rencores, heridas mal cicatrizadas, etcétera. La tarea de Andrea Braein Hovig y Stellan Skarsgård (protagonista por cierto de Uno tras otro) dando vida a estos personajes es extraordinaria. /