Veto de la FIFA a la Superliga
Las seis confederaciones rechazan el plan de los clubs de élite y amenazan con inhabilitar a los jugadores
La batalla por el control de la élite del fútbol mundial que se lleva librando desde hace tiempo entre los grandes clubs y los organismos rectores de este deporte, como la FIFA y la UEFA, ya está desparramada sobre la mesa. Es un conflicto abierto y público que ayer dio un salto hacia delante en el cuerpo a cuerpo al emitir la FIFA y las seis confederaciones continentales que la conforman un durísimo comunicado en el que cargan contra el proyecto de Superliga europea. Los dirigentes tiemblan al pensar que el negocio se les puede escapar de las manos, tal y como le ocurrió a la FIBA tras la entente entre los principales equipos para crear la Euroliga de baloncesto. No quieren que eso les ocurra a ellos y lo han dejado muy claro, diciendo que no reconocerían ese nuevo torneo y con amenazas de inhabilitación incluidas.
“Aquellos clubs o jugadores que disputaran dicha competición tendrían prohibido participar en las competiciones organizadas por la FIFA o la confederación correspondiente”, reza el comunicado. Por poner un ejemplo, si Messi jugara con el Barça una hipotética Superliga europea no podría participar ni en un Mundial ni en una Copa América. “Conforme a los estatutos de la FIFA y de las confederaciones todas las competiciones deberán estar organizadas o reconocidas por el organismo que corresponda a cada nivel; por la FIFA, a nivel global, y por la confederación, a nivel continental”, prosigue el escrito.
La misiva llega pocos días después de que el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, se reuniera con su homólogo del Juventus y presidente de la Asociación Europea de Clubs (ECA), Andrea Agnelli, con el asunto de la Superliga en la agenda. Cabe recordar que en la última asamblea de compromisarios del Madrid Florentino abogó por introducir de forma urgente cambios. “Hay que innovar, buscar fórmulas para que el fútbol siga siendo atractivo. La reforma no debe esperar. Los grandes de Europa tienen millones de aficionados y no hay que darles la espalda”, argumentó Pérez.
En este asunto el Madrid y el Barça van de la mano. En su epitafio como presidente del Barça Josep Maria Bartomeu reveló que el club se había sumado con todas sus consecuencias al proyecto de Superliga europea y que se sometería a votación en una futura asamblea de compromisarios barcelonistas.
El Barça forma parte de un grupo de trabajo donde también están el Real Madrid, el Manchester United, el Milan o el Liverpool, principales impulsores del proyecto. En medio de las posiciones de la UEFA y de la de algunos grandes está la ECA buscando un punto de consenso, quizás una reforma más gradual de la Champions.
El proyecto de Superliga incluiría a una veintena de equipos que jugarían a doble vuelta, divididos en dos grupos de diez, y los mejores clasificados pasarían a disputar unas eliminatorias a partir de cuartos de final. ¿Sería una competición cerrada? Algunos clubs abogan por que lo sea en su totalidad y otros por que haya rendijas para ir cambiando algunos equipos de una campaña a otra pero asegurando la presencia de los impulsores, al menos en las primeras temporadas, cuando se establezca el reparto inicial del pastel. Porque el objetivo, y más en tiempos de pandemia, es que los conjuntos de postín eleven sus ingresos al enfrentarse de forma más continua entre ellos.
La FIFA y la UEFA se muestran totalmente en contra de este club exclusivo o semi-exclusivo. “Los principios universales del mérito deportivo, la solidaridad, el sistema de ascensos y descensos y la subsidiariedad son elementos clave en la pirámide del fútbol. Los resultados sobre el campo deben ser los que determinen siempre la participación en las competiciones”, especifica el comunicado remitido ayer y que firman el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y los presidentes de las seis confederaciones continentales. La postura fue secundada también por las Ligas Europeas (EFPL), que emitieron otro comunicado, porque a nadie se le escapa que las competiciones nacionales podrían verse seriamente perjudicadas.
Si los clubs con las principales estrellas se salen fuera de su órbita estas instituciones dejarán de tener la sartén por el mango. Porque, ¿a quién le interesaría un Mundial con futbolistas de segundo y tercer nivel? A esta historia le quedan muchos capítulos por escribir pero se avecinan cambios importantes en el panorama europeo.