La covid y sus herencias
Tras unos meses de excepción, y sumando vacunas y empuje del programa europeo, quizás podamos comenzar a contemplar el verano como punto de inflexión de la pesadilla pandémica y económica del último año. Por ello, es hora ya de regresar a análisis más prosaicos: dónde estamos con relación a algunos de nuestros desequilibrios y qué se espera de ellos para el 2021 y más allá. En particular, en lo concerniente al mercado de trabajo, endeudamiento interno y deuda exterior.
En el ámbito laboral, los ERTE hasta mayo dan un nuevo respiro. Pero incluso con su apoyo, la tasa de paro continuará en el 2021 en el 17%, que se elevaría al 22% si incluyéramos ERTE y salida de activos del mercado de trabajo. Por este ámbito, pues, pocas novedades, de forma que el poscovid situará al desempleo, de nuevo, como la excepcionalidad española: desde los ochenta, es ya la cuarta vez que la tasa de desempleo supera el 20%, algo insólito en el contexto occidental excepto para nosotros.
En deuda, la privada ha aumentado más de 12 puntos sobre el PIB (del 131% al 143% entre los terceros trimestres del 2019 y el 2020), pero continúa todavía cerca de la media de la eurozona. No obstante, comienza a preocupar el crecimiento de la empresarial y los probables impagados que el choque de la covid genere: la última encuesta sobre préstamos bancarios (cuarto trimestre del 2020) muestra una cierta contracción de la oferta
Desde los ochenta, será ya la cuarta vez que la tasa de desempleo supera el 20%, algo insólito en el contexto occidental
de crédito, con la excepción del destinado a vivienda, por un nuevo endurecimiento de los criterios de concesión, en particular a la financiación a las empresas y al consumo de los hogares. Habrá que estar atentos a los préstamos de difícil cobro los próximos meses.
Pero sobre lo que habrá que comenzar a hablar más pronto que tarde es acerca de la deuda pública, que parece se situará a finales del 2020 en el entorno del 120% del PIB. Ahí conviene recordar que, tras un déficit público por encima del 10% del PIB, para el 2021 se apuntan registros entre el 7% y el 9%, con lo que el endeudamiento público difícilmente va a reducirse. Ello acentuará la presión para regresar a las exigencias del Pacto por la Estabilidad, hoy suspendido por la Comisión Europea: ya saben, contención del gasto y/o elevación de impuestos.
Finalmente, en deuda exterior también tenemos aumento: los pasivos han crecido unos 90.000 millones de euros y, dada la caída del PIB (cerca del -14% en términos nominales), los 2,3 billones que debemos al exterior han alcanzado el 280% del PIB, muy por encima del 251% del 2019. Con este panorama el único respiro lo da el saldo de la balanza de pagos, que parece va a continuar manteniéndose en el entorno del 1% del PIB.
Paro elevado, creciente deuda corporativa, endeudamiento público estratosférico, difícil corrección del déficit y deuda exterior demasiado elevada son algunas de las hipotecas que nos legará la covid. Amortizarlas plenamente nos va a llevar años. Es lo que tiene no tener la casa en orden cuando la pandemia llamó a la puerta.