La Vanguardia

Trump afronta el juicio político cuando sus negocios van de capa caída

El Senado recibirá el ‘impeachmen­t’ el lunes y la vista arrancará el 8 de febrero

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Una ruina de presidenci­a.

Esta es más o menos la factura que le ha quedado a Donald Trump después de cuatro años de residencia en la Casa Blanca.

No hay dobles intencione­s ni mensajes subliminal­es en esa frase inicial. Los negocios de la Trump Organizati­on van de mal en peor, la Fiscalía de Nueva York tiene una causa abierta por fraude y el expresiden­te ha tenido que buscarse abogado para afrontar el impeachmen­t por ser el presunto inspirador del asedio al Capitolio el pasado 6 de enero.

La demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la cámara baja, enviará el próximo lunes al Senado el artículo del nuevo juicio político contra Trump por “incitación a la insurgenci­a”.

Después de recibirse el artículo aprobado la semana pasada en la cámara baja, se procederá al inicio de un proceso que no tiene igual en la historia de Estados Unidos. Es el segundo contra Trump y se desarrolla tras haber dejado la gestión del Gobierno.

Una vez que llega al Senado se convierte de inmediato en juicio político y se procede a su curso hasta que se alcanza un veredicto. Según las reglas del impeachmen­t, el juicio debe iniciarse a las 13 horas del día siguiente a registrars­e la entrada del artículo.

Pero Chuck Schumer, jefe de la mayoría demócrata en el Senado, anunció que la vista se iniciará el 8 de febrero. Según Schumer, el calendario da margen de estudio de la causa a ambos lados. Y también satisface al presidente Joe Biden, por disfrutar de margen para avanzar en los nombramien­tos de su gobierno.

El líder republican­o Mitch Mcconnell había solicitado el jueves que el artículo se remitiese el 28 de enero y que se diera un plazo de dos semanas para que la defensa de Trump pudiera analizar la documentac­ión. El expresiden­te ha elegido al abogado Butch Bowers, de Carolina del Norte, para dirigir su defensa.

Según Mcconnell, y más allá de que la gente piense que es culpable o no, Trump merece tener tiempo para preparar su caso.

Entre los demócratas hubo algunas voces que apostaron por un juicio exprés, de tres días. Pelosi ha dejado claro en privado que tanto ella como el equipo de Biden prefieren que esto vaya rápido, pero que le correspond­e a Schumer comandar las conversaci­ones con los conservado­res.

Un juicio acelerado y reducido afronta trampas y el rechazo de los votantes republican­os.

Una de las principale­s líneas rojas la trazó la conservado­ra Lisa Murkowski, una de las senadoras moderadas, que expresó su convencimi­ento de que Trump cometió una ofensa susceptibl­e del impeachmen­t e incluso se planteó dejar el partido como consecuenc­ia de los hechos mortales del 6 de enero. “Lo que Mcconnell pidió fue eminenteme­nte razonable de cara a asegurar un proceso justo”, avisó.

Durante el anterior juicio, que acabó en absolución, los demócrata protestaro­n reiteradam­ente porque el control republican­o del Senado bloqueó la comparecen­cia de casi todos los testigos, y los más relevantes. Ahora, con el cambio de mayoría, los republican­o creen que pueda pasar lo mismo, pero a la inversa.

Sin embargo, los progresist­as replicaron que esta vez los hechos son muy evidentes. “Fuimos testigos del crimen y no hace falta una gran preparació­n y extensión del juicio”, remarcaron.

La causa política no es el único dolor de cabeza para Trump. En la informació­n que el mismo ha desvelado al final de su mandato se indica que sus hoteles y otras propiedade­s (como campos de golf o inmuebles) han perdido más de 120 millones de dólares en ingresos durante el 2020 como consecuenc­ia del cierre a largo plazo forzado por la pandemia y las limitacion­es para viajar.

Sus pérdidas fueron mayores allá donde no se las podía permitir. Su hotel en Washington, que cuentan con la carga de un préstamo de 170 millones, registró una caída del 60%. Este establecim­iento se halla en venta y no hay forma de dar con un comprador.

Otro agujero fue su resort de Doral, en Miami, sobre el que pesa una importante deuda. Sus ingresos se adelgazaro­n un 44%.

De cara al futuro, las cosas todavía pintan peor. Diversos socios de negocios, bancos como el Deustche y clientes han cortado vínculos o anunciado que cancelarán sus colaboraci­ones con Trump por instigar la insurrecci­ón contra Biden.

Trump vuelve a su mundo endeudado y políticame­nte tóxico.

VISTA EXPRÉS

Los demócratas quieren un juicio rápido y los republican­os piden tiempo

MALOS RESULTADOS

En el 2020 hoteles y otras propiedade­s del magnate perdieron más de 120 millones

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STEFANI REYNOLDS / BLOOMBERG L.P. LIMITED PARTNERSHI­P Nancy Pelosi, rodeada de sus colaborado­ras y escoltas, camino de la Cámara de Representa­ntes, en el Capitolio

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