La Vanguardia

El conservado­r merkeliano que puede ser canciller

ARMIN LASCHET

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

Católico, europeísta y defensor de políticas pro migrantes; la CDU renana le apodaba por esto ‘Armin, el turco’

La Unión Cristiana Demócrata (CDU) de Alemania ha elegido nuevo líder, el centrista presidente de Renania. Pero eso no le convierte en candidato automático a la cancillerí­a en las elecciones del 26 de septiembre; tendrá que pelearlo

Confianza fue la palabra con que martilleó a sus correligio­narios en su discurso de aspirante. Los democristi­anos de Alemania tienen nuevo líder, el centrista Armin Laschet, elegido el pasado sábado en un congreso digital que le encomendó una misión básica: mantener en el poder al bloque conservado­r (la democristi­ana CDU y su partido hermano, la socialcris­tiana CSU bávara) cuando la líder más confiable, la canciller Angela Merkel, abandone la política en las elecciones generales del próximo 26 de septiembre.

Presidir el partido no hace de Laschet el candidato a la cancillerí­a –eso se pacta con la CSU, y hay otros nombres posibles–, pero le coloca en posición para serlo. La decisión se tomará en primavera. El nuevo líder es un conservado­r moderado de línea merkeliana, que desde el 2017 gobierna Renania del Norte-westfalia, el land más poblado del país.

Confianza, dijo. Armin Laschet, de 59 años, se dirigió en esos términos a los 1.001 delegados del partido que por vía telemática debían elegir entre él y los otros dos aspirantes: el derechista Friedrich Merz y el también centrista Norbert Röttgen.

“Mi padre era minero”, evocó Laschet, nacido en Renania, durante decenios gran productora alemana de carbón y acero. “Siempre me decía: ‘Cuando estás bajo tierra, no importa de dónde es tu compañero; religión, nacionalid­ad... no importan, lo importante es poder confiar el uno en el otro’”, recordó. Al final, se sacó del bolsillo del pantalón un pequeño objeto; era la chapa de minero de su progenitor. “Es la que lleva el número de identifica­ción, y se cuelga en un gancho al regresar sano y salvo a la superficie”, aclaró. Su padre –que fue luego maestro de escuela– se la había dado para llevarla a Berlín al decisivo congreso.

Laschet quiso así ilustrar el gran reto del partido, que admitió con menos florituras en otro momento de su discurso: “Hay mucha gente a la que ante todo le gusta Angela Merkel, y solo después de eso viene la CDU”, ergo, hay que conquistar la confianza de esos votantes cuando ella ya no esté. Y lo sensato, se colige, es seguir en la vía centrista merkeliana, que permitió a la CDU ganar las elecciones generales en los últimos quince años. En diciembre del 2018, cuando Merkel dejó la dirección del partido, también se apostó por el centrismo al elegir sucesora a Annegret Kramp-karrenbaue­r. Pero la nueva líder no logró consolidar­se, y al final renunció.

Armin Laschet recoge ahora el testigo de la moderación. Nacido en Aquisgrán en 1961, Laschet se afilió a la CDU con 18 años. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en las universida­des de Munich y Bonn, pero trabajó de periodista. Ya metido en política, fue diputado en el Bundestag (1994-1998), y eurodiputa­do (1999-2005). De regreso a Renania, fue del 2005 al 2010 ministro regional de Familia e Integració­n. Desde junio del 2017, gobierna el land en coalición con el liberal FDP.

Católico, casado y padre de tres hijos, Armin Laschet es de trato afable y jovial, y transmite apego a los placeres sencillos. Sigue la popular serie policiaca de televisión Tatort, y participa disfrazado en los carnavales renanos. Europeísta convencido, se declara admirador de Carlomagno, y tiene en su escritorio en Düsseldorf un busto dorado del emperador. Una reciente biografía recoge una anécdota que provocó hilaridad en la prensa alemana: la familia Laschet no excluye descender del emperador que ubicó su capital en Aquisgrán, ciudad natal del nuevo líder de la CDU.

De su sintonía con la canciller saliente da fe que Armin Laschet respaldó sin reservas la decisión de Merkel de abrir fronteras a los refugiados en el 2015. Tenía ya esa actitud: su política de integració­n cuando era ministro regional le valieron en la CDU el apodo de Armin,

el turco. La diversidad étnica “no es una amenaza, sino un desafío y una oportunida­d”, dijo en el 2009. La cuestión ahora es si Laschet es

kanzlertau­glich (adecuado para canciller), la palabra que más se oye en los mentideros de la CDU, pues, por mucho que el candidato conservado­r se consensúe siempre con la socia bávara CSU, prefieren por supuesto que sea un democristi­ano.

“Los sondeos son una señal importante, pero no decisiva; en las elecciones renanas, mi oponente socialdemó­crata iba siempre delante en las encuestas, y al final las urnas dieron otro resultado”, arguyó Laschet en una reunión con correspons­ales extranjero­s días antes del congreso, en la que le preguntamo­s si, de ser elegido líder de la CDU y flojear en los sondeos, aceptaría no ser candidato a canciller.

“Gané las elecciones del 2017 en Renania, que había sido gobernada durante 50 años por los socialdemó­cratas, desde 1966 con pequeñas interrupci­ones; y quizá no es malo en alguien que aspira a una posición federal como dirigir la CDU, haber ganado unas elecciones, poder ganar elecciones, y tener experienci­a de gobierno”, nos dijo también Laschet. La frase se refería a liderar el partido, claro, pero podría perfectame­nte esgrimirla ahora para defender que, con esas prendas, puede ser candidato a la cancillerí­a.

 ?? MARCEL KUSCH / AFP ?? Experienci­a de gobierno. Armin Laschet, de 59 años, con las banderas europea, alemana y renana, el miércoles en Düsseldorf, en una rueda de prensa sobre restriccio­nes por el coronaviru­s
MARCEL KUSCH / AFP Experienci­a de gobierno. Armin Laschet, de 59 años, con las banderas europea, alemana y renana, el miércoles en Düsseldorf, en una rueda de prensa sobre restriccio­nes por el coronaviru­s

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain