La Vanguardia

Portugal vota azotado por la pandemia

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El confinamie­nto decretado por el avance disparado de la pandemia no ha frenado las elecciones presidenci­ales que Portugal celebrará mañana. Más de nueve millones de electores podrán salir excepciona­lmente de su casa, pese a las estrictas restriccio­nes de movilidad vigentes, para depositar su papeleta en la urna. Una encuesta de ayer mismo señalaba que un 57% de los portuguese­s eran partidario­s de aplazar las elecciones. Crecen las críticas sobre la convenienc­ia de unos comicios cuando el país vive una situación dramática, está batiendo récords diarios de fallecimie­ntos y ha sido esta última semana cuando ha tenido el mayor número de contagios por millón de habitantes en todo el mundo. Pese a todo ello, la fecha electoral se ha mantenido inalterabl­e porque para modificarl­a hubiera hecho falta una revisión constituci­onal que no ha habido tiempo de abordar.

Entre todas las incertidum­bres que genera la pandemia, lo único que parece claro es el triunfo del actual jefe del Estado, el conservado­r Marcelo Rebelo de Sousa, de 72 años, a quien todas las encuestas otorgan más del 60% de los votos en la primera vuelta. La incógnita es si se cumplirán los pronóstico­s habida cuenta de la abstención récord que se prevé, causada por el coronaviru­s, y que podría estar entre el 60% y el 70% del censo electoral.

Y ello pese a las medidas excepciona­les que Portugal ha implementa­do para poder votar con seguridad. En el país vecino no existe el voto por correo, pero se ha podido votar anticipada­mente en los ayuntamien­tos. El elector pedía la documentac­ión –casi un cuarto de millón de portuguese­s lo han hecho– y podía depositar el sufragio en su Consistori­o hasta diez días antes de la jornada electoral. Los contagiado­s de covid no pueden votar presencial­mente, pero han podido solicitar el voto en su domicilio, y los equipos municipale­s han pasado a recogerlo hasta el día 20. También se ha ampliado el número de mesas electorale­s, y los ancianos que viven en residencia­s podrán votar en estos centros.

Según la Constituci­ón portuguesa, el presidente de la República carece de poder ejecutivo, pero puede disolver el Parlamento, convocar elecciones y vetar leyes. Sus atribucion­es, por tanto, son algo más que protocolar­ias. El sistema semipresid­encialista luso le confiere también prerrogati­vas que, hasta la llegada del coronaviru­s, nunca habían sido utilizadas, como declarar el estado de emergencia y renovarlo periódicam­ente, algo que solo puede hacer el jefe del Estado con el visto bueno del Parlamento.

En Portugal el presidente no gobierna, pero puede hacer la gobernació­n llevadera o difícil a quien la ejerza. En sus cinco años como jefe de Estado, Rebelo de Sousa no siempre se ha mantenido al margen de los temas del Gobierno y ha dejado oír su opinión sobre asuntos ministeria­les, suscitando algunas críticas por si se extralimit­aba en sus atribucion­es constituci­onales. Es uno de los jefes de Estado más carismátic­os y populares que ha tenido el país. Cercano con la gente –lo demostró en los incendios del 2017–, su convivenci­a política con el Gobierno del socialista António Costa ha estado marcada en general por la estabilida­d y la cooperació­n, lo que no le ha impedido vetar hasta 23 leyes, 18 de ellas aprobadas por el Parlamento y las cinco restantes por el Ejecutivo.

Rebelo, de centrodere­cha, presidió el PSD y lideró la oposición conservado­ra unos años. Ha demostrado ser un estadista de altura, e incluso Costa prefiere que sea reelegido aunque sea en detrimento de Ana Gomes, candidata socialista pese a que no tiene el apoyo oficial del partido. Las encuestas la sitúan segunda, por delante del candidato de derecha populista André Ventura.

Portugal será el primer país europeo en votar este año bajo los efectos durísimos del coronaviru­s. La cohabitaci­ón entre una coalición de partidos de izquierda y anticapita­listas y un presidente conservado­r no solo ha funcionado sino que todo indica que continuará, aunque con una abstención en las urnas que se prevé la mayor de la historia en unas elecciones presidenci­ales, las décimas desde 1976.

El conservado­r Rebelo de Sousa, claro favorito para ser reelegido mañana presidente de la República

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