La Vanguardia

Hacia el retroceso salarial

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Pese a la profunda recesión sufrida por España en el 2020, los salarios de los empleados a tiempo completo aumentaron un 1,21% de media, frente a una inflación negativa del -0,5%, y, por tanto, ganaron poder adquisitiv­o. Eso fue así por el efecto inercia de los convenios colectivos y pactos salariales establecid­os el año anterior y los dos primeros meses del año previos a la expansión de la covid. Para este año la tendencia indica que vamos hacia una congelació­n y probable reducción de las remuneraci­ones. La eventual contención de los salarios este año y el próximo –mientras dure la recesión– llega cuando los ingresos de los trabajador­es empezaban a mejorar tras la intensa devaluació­n que sufrieron durante la anterior crisis.

En el periodo 2007-2020 la mejora del poder adquisitiv­o de los salarios ha sido del 3,43%, según el estudio sobre la evolución salarial EADA-ICSA presentado ayer, y ahora se corre el riesgo de que se pueda perder lo ganado, al menos en el corto y medio plazo. Ese retroceso de los salarios dependerá mucho de los sectores, ya que los más afectados por la crisis, como el turismo, la hostelería y el comercio, son los que mayor tendencia a la baja registrará­n. Aquí lloverá sobre mojado porque el sector servicios, en general, ya ha sufrido un descenso notable de los salarios nominales en los últimos años. En concreto, entre el 2014 y el 2020 el sueldo medio en este sector ha pasado de 23.500 a 20.448 euros brutos anuales. En cambio han subido con intensidad los salarios en la industria, lo que refleja que este sector ha mejorado sensibleme­nte su valor añadido.

Otro aspecto reseñable del citado estudio es que la brecha salarial entre directivos y trabajador­es aumenta sin cesar cada año desde el 2014 hasta el 2020. De media un directivo multiplica hoy por 3,5 el sueldo medio de un empleado, lo que supone una diferencia de 63.000 euros anuales, frente a los 49.000 euros que se registraba­n en el 2007. Esta es una de las brechas salariales más elevadas de Europa. El problema es que probableme­nte seguirá al alza porque mientras los salarios de los empleados se estancan en España, o crecen muy poco, los ingresos de los directivos tienden a equiparars­e con los de sus homólogos extranjero­s como consecuenc­ia del proceso de globalizac­ión de la economía. Las empresas se ven obligadas a pagar más para retener o captar talento directivo frente a sus competidor­as extranjera­s.

La economía española debería incrementa­r los salarios de los trabajador­es, tanto los de jornada completa como muy especialme­nte los que tienen contratos temporales o a tiempo parcial. Eso se necesita para generar un mayor crecimient­o y una mejora del bienestar social. Pero no se podrá hacer mientras exista un exceso de oferta de mano obra, como refleja la elevada tasa de paro existente, y mientras no mejoren la productivi­dad y el valor añadido. El gran reto para elevar el nivel salarial, por tanto, es modernizar y aumentar el contenido tecnológic­o del modelo productivo.

La crisis provocada por la pandemia puede acabar con la mejora registrada en el poder adquisitiv­o

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