La Vanguardia

El monumento de la sardana sigue mutilado

Los bailarines de la escultura de Montjuïc continúan con las manos cortadas tras el ataque vandálico de hace más de tres meses

- JESÚS SANCHO

La vida del monumento de la sardana en la montaña de Montjuïc ha sido convulsa en sus más de cincuenta años de vida. Figuras desapareci­das y hasta dos mutilacion­es. El último ataque fue hace más de tres meses y desde entonces la escultura espera todavía su reparación. El conjunto amaneció el pasado 11 de octubre con las manos cortadas de los ocho bailarines, un destrozo del que se desconoce a día de hoy su autoría.

Algunos vecinos y visitantes de la zona apremian al Ayuntamien­to para que se restaure. Voces del mundo sardanista también lo piden. “Se tendría que reparar lo antes posible, no solamente por ser el monumento de la sardana, sino como cualquier otra escultura pública de nuestra ciudad”, apunta Víctor Sallés, presidente de la Agrupació Sardanista Roure, fundada en 1948. “Da rabia que haya gente tan incívica que pueda cometer una barbaridad de este tipo. En este caso, creo que hay una intenciona­lidad política por la identifica­ción de la sardana con lo que es Catalunya”, añade Sallés, que vive cerca de Montjuïc y suele pasear donde se ubica la estatua.

Fuentes municipale­s señalan que el Ayuntamien­to está acabando de ultimar un proyecto de restauraci­ón integral del monumento. “El calendario se definirá próximamen­te, una vez esté cerrado y contratado el plan”, apunta el Consistori­o. La rehabilita­ción costará unos 30.000 euros y principalm­ente se repararán y repondrán los dos conjuntos de brazos y manos originales, que se han podido recuperar. Para el resto de piezas que faltan se colocarán seis copias de piedra natural. Durante la intervenci­ón también se arreglarán las fisuras detectadas en el conjunto.

La obra, realizada por el escultor Josep Cañas con la colaboraci­ón de Carles Amadon , se instaló al lado de una de las entradas del ya desapareci­do parque de atraccione­s de Montjuïc y fue donada por la empresa que se encargó de construir el recinto de ocio. En concreto, se sitúa en la plaza de la Sardana, subiendo al castillo de Montjuïc, cerca del mirador del alcalde.

La escultura se inauguró un 19 de marzo de 1966 por el alcalde José Maria de Porcioles junto a la estatua que hay cerca de la bailaora Carmen Amaya, en los jardines de Joan Brossa y diseñada también por Cañas. Fue un día de maratón de inauguraci­ones. Porcioles también estrenó el mirador del alcalde, el parque de atraccione­s y otro monumento, el del gimnasta Joaquín Blume, obra de Nicolau Ortiz.

La escultura de la sardana, hecha con piedra calcárea procedente de la localidad tarraconen­se de Ulldecona y hierro, vio nacer en 1968 la cobla municipal Ciutat de Barcelona con motivo de la festividad de San José en la que el propio Porcioles bailó una sardana. Según se recoge en la web del catálogo municipal de arte público, el escritor Albert Manent

El Ayuntamien­to ultima un proyecto de restauraci­ón integral del conjunto con un coste de 30.000 euros

comentaba que la obra supuso un “típico encargo” del alcalde Porcioles, “a quien le gustaba mucho exterioriz­ar el folklore como muestra de un supuesto catalanism­o”. En el centro del conjunto, con un diámetro de unos cuatro metros y dos de altura, hay una piedra de la montaña de Montserrat que el escultor colocó para simbolizar las pertenenci­as que dejan los sardanista­s mientras bailan.

Tras la mutilación de hace unos meses, las figuras esperan poder recobrar pronto sus manos para danzar unidos de nuevo una sardana.

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XAVIER CERVERA Una persona observa el monumento de la sardana, pendiente de restaurars­e tras el ataque en octubre

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