La Vanguardia

El Irán que aguarda a Biden

El ala radical del régimen confiaba en una victoria de Trump para completar la toma de control de las institucio­nes

- CATALINA GÓMEZ ÁNGEL

Los cuatro años de gobierno de Donald Trump han sido frenéticos para Irán. Retiró a Estados Unidos del Acuerdo Nuclear, ha aplicado una campaña de “máxima presión” que ha puesto a la economía iraní en su peor situación desde la guerra con Irak y ha mantenido la tensión sobre un posible conflicto militar después de ordenar asesinar a quien fuera el general de mayor prestigio en el país, Qassem Suleimani.

Aun así, las opiniones sobre el nuevo inquilino de la Casa Blanca están lejos de ser unánimes, como reflejaban esta semana los diarios nacionales donde unos daban la bienvenida a Joe Biden y otros lo atacaban al recordar que Estados Unidos no dejará de ser el mismo lobo de siempre.

“La verdad es que ni Trump ni ninguna fuerza externa hubiera podido provocar el colapso iraní; nuestra mayor amenaza es la división política interna”, sentencia el economista Saed Laylaz, quien reconoce que el sector más radical del régimen hubiera preferido la reelección de Trump y que no se levanten las sanciones. Al menos no mientras los radicales no tengan el control completo del país. “Trump aceleró el despotismo y la radicaliza­ción en Irán y los más afectados han sido la clase media”, dice.

Algunos observador­es locales creen que la llegada de Biden, especialme­nte si levanta las sanciones contra Irán, podría influir en las elecciones presidenci­ales de junio, en las que los radicales esperan retomar la ultima institució­n que no tienen todavía bajo su control. Hasta hace pocas semanas nadie ponía en duda que el sector más conservado­r tenía todas las posibilida­des de vencer. Y no porque haya ganado más adeptos en estos años, sino por la desmotivac­ión de la mayoría de la población iraní. “¿Qué cambio nos puede traer salir a votar?”, se preguntan muchos.

En este contexto, la pelea se dirimía exclusivam­ente en el seno de la corriente radical, incluidos los candidatos de los Guardianes Revolucion­arios, que iban a pugnar por los votos del sector más fiel al régimen, que participa en los comicios bajo cualquier circunstan­cia. “Las sanciones son duras, pero ya hemos aguantado tantas dificultad­es que hubiéramos podido aguantar cuatro años más con la esperanza de cambios en el país”, asegura Majid un ingeniero de 28 años.

Ahora, todas esas certezas se han esfumado. Lo sabe bien el gobierno del presidente Hassan Rohani que no ha ocultado su esperanza después del recambio en la Casa Blanca, donde destaca un equipo heredado del gobierno de Barak Obama al que conocen bien de aquellos meses intensos de 2015 en los que se negoció el llamado plan de acción comprensiv­o conjunto -JCPOA, por sus siglas en inglés.

Teherán espera ahora que la nueva administra­ción norteameri­cana levante las sanciones económicas y disminuya la presión contra el país. Que se levanten las restriccio­nes para realizar transferen­cias bancarias internacio­nales -lo que permitiría repatriar el dinero que Irán tiene alrededor del mundo- y que se le permita vender su petróleo. A cambio Irán devolvería su programa nuclear al punto en el que se encontraba el 2018, cuando Trump se retiró del acuerdo e impuso sanciones.

Desde mayo de 2019 Irán ha vulnerado gran parte de los compromiso­s adquiridos en 2015 recurriend­o al parágrafo 36 del acuerdo, por el cual las partes firmantes podían desentende­rse del pacto si la otra parte no cumplía. Volver al acuerdo es, pues, una cuestión de voluntad. “Pero si Washington insiste en obtener más concesione­s, se habrá perdido una oportunida­d” ha escrito esta semana en la revista Foreign Affairs el ministro de exteriores y negociador nuclear iraní, Mohammad Javad Zarif, para quien Estados Unidos debe dar el primer paso.

Este es el primer escollo. En Washington la nueva administra­ción parece pensar lo contrario. Antony Blinken, quien ha sido nominado para el cargo de Secretario de Estado, ha asegurado en el Senado que, una vez Irán vuelva a sus compromiso­s se evaluará si está cumpliendo sus obligacion­es. “Tomaríamos

Teherán y Washington esperan que sea la otra parte la que tome la iniciativa que lleve a la distensión

entonces la decisión” manifestó Blinken, quien añadió que todavía falta mucho tiempo para llegar a eso. En ese punto coincide con el Líder Supremo Ali Jamenei que, sin cerrar la puerta a una reactivaci­ón del Acuerdo, ha advertido que no hay que apresurars­e.

“Es totalmente posible [reactivar el acuerdo]- siempre y cuando haya voluntad política”, explica Ali Vaez, responsabl­e del proyecto Irán del Crisis Group, que asegura que un primer paso puede ser que tanto Washington como sus aliados europeos apoyen la solicitud de Irán para obtener un préstamo del Fondo Monetario Internacio­nal destinado a comprar vacunas para el Covid-19 y otros bienes humanitari­os.

“A cambio, el gobierno iraní debería detener cualquier violación nuclear adicional que pudiera estar consideran­do y acordar un calendario para devolver a todas las partes interesada­s al cumplimien­to total”, agrega Vaez. Pero los tropiezos no serán pocos. Para empezar el gobierno iraní tendrá que lidiar con la presión del Congreso, con mayoría radical, que no le dará mucho tiempo para negociar antes de exigir más avances en el programa nuclear como lo plantea una nueva ley aprobada después del asesinato del científico Mohsen Fajrizadeh el pasado 27 de noviembre.

¿Lograrán Irán y Estados Unidos reactivar el Acuerdo antes de las elecciones de junio?

 ?? AP ?? Tropas de la armada iraní en unas maniobras realizadas el pasado 13 de enero, día en que se disparó un misil de corto alcance
AP Tropas de la armada iraní en unas maniobras realizadas el pasado 13 de enero, día en que se disparó un misil de corto alcance

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain