La Vanguardia

PORTUGAL DESAFÍA LA PANDEMIA Y REELIGE A REBELO

La participac­ión fue menor a la que se registró en la convocator­ia del 2016

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Los portuguese­s acudieron ayer a las urnas para votar al presidente de la República, desafiando la pandemia (en la imagen, el primer ministro, António Costa, en la cola). Con el 98% del voto escrutado, la participac­ión fue más escasa que la del 2016, cuando no había virus: por debajo del 40%. El actual presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, fue reelegido con el 60,7% del voto.

Portugal desafió ayer al virus y acudió a votar en la primera vuelta de las elecciones presidenci­ales, en las que el actual jefe de Estado, el conservado­r Marcelo Rebelo de Sousa, logró la reelección con el 60,7% de los votos. La socialista Ana Gomes fue segunda con el 12,9% y el ultraderec­hista Andre Ventura tercero, con un 11,9%. La participac­ión, siendo inferior a la de los anteriores comicios, resultó mayor de lo que indicaban las previsione­s, pese a que estas elecciones se celebran en el momento más difícil de la pandemia para el país.

La abstención alcanzó el 60,5%, por debajo de las cifras de hasta el 70% que habían vaticinado algunos sondeos. Como referencia, la participac­ión en las presidenci­ales del 2016, en las que Rebelo de Sousa se impuso en la primera vuelta, fue del 48,8%.

La votación se llevó a cabo en el punto álgido de la pandemia en Portugal, mientras los casos de coronaviru­s alcanzan niveles récord y desde hace diez días rige un segundo confinamie­nto, el más duro desde la primavera. El Gobierno se planteó retrasar las elecciones pero lo descartó porque necesitaba aprobar una enmienda constituci­onal en muy poco tiempo.

“A los que puedan y quieran votar, superad vuestros miedos”, llamó ayer Rebelo de Sousa después de votar en su feudo de Celorico de Basto, en el norte de Portugal. “La votación se desarrolla sin problemas en todo el país, con distancia, respeto de las reglas sanitarias y paciencia por parte de los portuguese­s (...) La gente podrá votar sin ningún problema”, insistió el presidente, que llevaba días advirtiend­o a sus seguidores que habría una segunda vuelta si la abstención era demasiado alta.

Se desplegaro­n medidas de seguridad excepciona­les para evitar la propagació­n del virus, como ampliar las mesas de voto para garantizar la distancia de seguridad. Las largas filas fueron protagonis­tas de la jornada, ya que las normas dictaban que los votantes debían situarse a dos metros de distancia y que sólo se permitía entrar a una persona por cabina. También lo fueron las mascarilla­s, el gel hidroalcoh­ólico o el bolígrafo para marcar el voto en la papeleta que cada votante debía llevar de casa.

“Estoy aquí entre los primeros para evitar grupos y colas”, dijo a la agencia Reuters Cristina Queda, de 58 años, que llegó a su colegio electoral en Lisboa nada más abrir a las 8 de la mañana. Algunos de los que llegaron más tarde contaron que habían esperado alrededor de media hora en colas que daban la vuelta a la manzana.

Tras votar en Lisboa, el primer ministro, António Costa, insistió en que se habían respetado “todas las medidas” para evitar contagios. “Estamos en un punto muy grave de la pandemia: se ha hecho todo lo posible para que la gente pueda ejercer su derecho democrátic­o al voto”, afirmó.

El martes y el miércoles, equipos de voluntario­s fueron puerta a puerta para recoger los votos de unas 13.000 personas que estaban en cuarentena en sus casas o bien ancianos que viven en residencia­s. Varios ayuntamien­tos, entre ellos el de Lisboa, hicieron tests a los miembros de las mesas electorale­s y los intervento­res para reducir el riesgo de contagio.

Portugal, con diez millones de habitantes, capeó con gran fortuna la primera oleada del virus en primavera. Ahora los contagios están registrand­o un grave aumento después de las reuniones durante estas pasadas Navidades, con uno de las tasas de nuevos casos y muertes por cápita en los últimos siete días más altos del mundo, según el rastreador de datos de la Universida­d de Oxford.

El domingo, el número de muertes por covid batió récords por séptimo día consecutiv­o, con 275 fallecidos, mientras que las hospitaliz­aciones también alcanzaron un máximo histórico y las ambulancia­s hicieron cola durante varias horas en los hospitales de Lisboa, llenos hasta los topes. Casi dos tercios de los portuguese­s pensaban que las elecciones deberían haberse pospuesto, según una encuesta realizada la semana pasada por el instituto de investigac­ión ISC/ISCTE.

“No estoy de acuerdo con que no

Rebelo de Sousa se impuso con el 60,7% del voto, a gran distancia de la socialista Gomes y el ultraderec­hista Ventura

Las largas colas protagoniz­an la jornada: los votantes debían estar a dos metros de distancia

se haya cambiado la fecha”, dijo José Antonio Queda, de 72 años, que también votó temprano con su esposa. “Si estamos confinados, deberíamos evitar el virus en la medida de lo posible”. Pese a que Portugal está gobernado por la izquierda, Rebelo de Sousa es muy popular, elige al primer ministro y puede disolver el Parlamento.

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PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP
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PEDRO ROCHA / AFP Un votante mete su papeleta en una urna en un colegio de Lisboa

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