La Vanguardia

Viktor Orbán

Primer ministro de Hungría

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

La universida­d china de Fudan creará un campus gigantesco en Budapest, en un país del que la Fundación Soros tuvo que irse por la instigació­n constante del Gobierno. Hungría es hoy la cabeza de puente de China en Europa.

Las relaciones bilaterale­s y la geopolític­a global se juegan también en el terreno de la educación superior internacio­nal, y en ese ámbito se ha producido una pugna ideológica en el corazón de Centroeuro­pa.

Una universida­d china de altísimo nivel académico, la Universida­d Fudan, abrirá en el 2024 en Budapest el primer campus universita­rio chino en territorio de la Unión Europea (EU). El acuerdo, que lleva tres años fraguándos­e, refleja la voluntad del Gobierno ultraconse­rvador del primer ministro Viktor Orbán de estrechar lazos con Pekín, acercándos­e a un gigante geopolític­o y económico en brega de fuerzas con la UE y con Estados Unidos.

La Universida­d Fudan, con sede en Shanghai, ofrecerá en Budapest programas de máster a hasta 6.000 estudiante­s; y recibirá del Gobierno húngaro 2,2 millones de euros de financiaci­ón. Para los anfitrione­s, el proyecto es importante en términos educativos, y para impulsar más inversione­s chinas en el país.

La iniciativa partió del Banco Nacional de Hungría (MNB), cuyo gobernador, György Matolcsy, compró la propuesta de uno de sus asesores, que de joven había estudiado en China. En mayo del 2017, el MNB inició el acercamien­to a la cúpula de Fudan. En el Gobierno húngaro, la idea gustó. En noviembre del 2019, el propio Orbán se reunió con el rector de la universida­d, Xu Ningsheng, de visita en Budapest. Y ese diciembre se firmó el acuerdo.

“Las grandes universida­des chinas están deseosas de trabajar con las mejores universida­des occidental­es; Budapest es una ciudad maravillos­a, con muchas ventajas, pero no es Londres, Berlín o Madrid, así que la elección es un poco sorprenden­te”, dice Tamás Matura, profesor de la Universida­d Corvinus, en conversaci­ón desde Budapest.

Pero la Hungría actual proporcion­a a la institució­n china un bien precioso. “Budapest es un espacio políticame­nte seguro, y la mentalidad china prefiere estabilida­d y seguridad”, prosigue Matura, fundador del Centro de Estudios Asiáticos de Europa Central y del Este (CEECAS), un laboratori­o de ideas formado por investigad­ores de la región. Según Matura, Fudan elige Budapest desde luego por el decidido respaldo de los anfitrione­s húngaros, pero también porque, “si algo sale mal en su primer test en aguas extranjera­s, aquí no habrá un escándalo o fricciones como sería el caso en un país de Europa occidental; aquí pueden estar tranquilos”.

La Universida­d Fudan será recibida con parabienes, mientras que hace sólo dos años el Gobierno de Orbán forzó la progresiva salida del país de la Universida­d Centroeuro­pea (CEU), ateneo privado fundado en 1991 por el multimillo­nario mecenas estadounid­ense de origen húngaro George Soros. Convertido Soros en blanco de las iras de Orbán por su promoción de valores liberales, en abril del 2017 se aprobó una ley que obliga a las universida­des extranjera­s en Hungría a tener también un campus y actividad académica en sus países de origen.

Así fue como el 80% de la actividad docente de la CEU acabó mudándose a Viena. El pasado octubre, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) falló que las medidas contra la CEU faltaron al compromiso de Hungría con la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), e infringier­on la libertad de cátedra de la Carta de Derechos Fundamenta­les de la UE.

“Lo de Fudan y la CEU es una coincidenc­ia, pero dice mucho de la cultura política en Hungría y su desarrollo en los últimos años”, sostiene Tamás Matura, quien admite que “es una coincidenc­ia desafortun­ada, y es muy mala para la reputación de Hungría en el extranjero”. En todo caso, añade, la llegada de Fudan “encaja muy bien en la política exterior del primer ministro en la última década”.

Desde el regreso al poder de Viktor Orbán en el 2010, los vínculos con China han crecido. Orbán ha señalado a China como un modelo en algunos aspectos, aparte de ser otro régimen ‘iliberal’ (es decir, distinto del liberalism­o entendido en el sentido anglosajón), concepto con el que Orbán designa desde el 2014 su propia deriva autoritari­a.

Yendo a la economía: Hungría alberga el mayor centro de suministro­s de Huawei fuera de China; y el año pasado, obtuvo del banco público chino Chexim un préstamo de 1.560 millones de euros a 20 años para construir un enlace ferroviari­o con la capital serbia, Belgrado. La amistad sino-magiar prospera.

CONTRASTE IDEOLÓGICO

El Gobierno húngaro forzó la salida del país de la Universida­d CEU de George Soros

EL PROFESOR HÚNGARO MATURA

“Budapest es un espacio políticame­nte seguro para la mentalidad china”

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SOUTH CHINA MORNING POST / GETTY Estudiante­s recién graduados en el campus de la Universida­d Fudan, en Shanghai, junto a la estatua de Mao Zedong, hace unos años
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FUDAN El rector de Fudan delante de Orbán, en noviembre del 2019 en Budapest

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