La Vanguardia

Carolina Marín vuelve a reinar tras su lesión

A los dos años de su lesión, Carolina Marín se vuelve insuperabl­e

- SERGIO HEREDIA

Menudo revuelo se había formado en aquella sala de prensa en Río, en 2016, en vísperas del arranque del bádminton: Carolina Marín (27) iba a atender a los periodista­s. Aquel hecho era excepciona­l. En las semanas previas, Carolina Marín le había dado calabazas a la prensa. No nos regalaba veinte minutos. Ni diez.

Si se le llamaba, colgaba.

O no contestaba.

Había preferido alejarse del mundanal ruido, encerrarse en Eivissa –donde había ido a concentrar­se por unos días– o en el CAR de Madrid.

Era lógico. Se jugaba mucho. Se jugaba un podio olímpico, su cuenta pendiente: para entonces, ya tenía dos oros mundiales y otros dos europeos.

Así que centenares de periodista­s la estaban esperando en aquella sala en Río.

La cita valió la pena. Carolina Marín apareció en escena, de la mano de Fernando Rivas, su técnico, y aquello se convirtió en un festival de datos. Rivas fue un libro abierto. Habló de aspectos biométrico­s.

De la calidad del sueño, la variabilid­ad cardiaca o las relaciones de alta, media y baja intensidad.

–Hemos creado una nueva Carolina Marín –dijo Rivas.

¡Y eso que solo estaba hablando de bádminton!

Fernando Rivas nos contó los secretos de la disciplina.

Nos contó cómo era posible. Cómo es que una onubense flaca y zurda, excepciona­lmente agresiva en la pista, se llevaba por delante a aquella tropa de fenomenale­s especialis­tas asiáticas.

También habló de sus seis asesores: un fisioterap­euta, un analista de vídeos, un médico y tres expertos de la Unidad de Control de Rendimient­o en Madrid.

¡Y solo es bádminton!

(...)

Diez días más tarde, Carolina Marín se apuntaba el título olímpico. Y en los años sucesivos seguía acelerando: otro oro mundial, otros dos europeos, decenas de torneos internacio­nales...

Y así, hasta enero del 2019. Ocurrió en el Masters de Indonesia. Un mal gesto y a la lona. Cayó entre gritos de dolor.

Se había roto el ligamento cruzado anterior.

Vinieron lamentos y miedos. Tardó más de ocho meses en rehacerse. Lo hizo en septiembre, al adjudicars­e el Abierto de China. Luego vino la pandemia y a partir de ahí, fundido a negro: 2021 será otro año.

Este es 2021, y Carolina Marín, la onubense flaca y zurda que atormenta a las asiáticas, vuela en Tailandia. Ayer se adjudicaba su segundo torneo del año, tantos como ha jugado en estas semanas.

Lo hizo en Tailandia, donde ha ido a concentrar­se la burbuja del bádminton. La semana pasada se apuntaba el torneo patrocinad­o por Yonex. Ahora, el de Toyota. Por segunda vez, derrotaba a la taiwanesa Tai Tzu Ying, la número 1 mundial (21-19 y 21-17). Encadena diez victorias en diez partidos. No ha cedido un solo set.

Y en año (hipotética­mente) olímpico, los asombrados expertos del bádminton se preguntan:

–¿Cómo pararla?

AÑO OLÍMPICO

La onubense, flaca y zurda, sigue asombrando al mundo del bádminton: ¿de dónde le brota el talento?

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EFE Carolina Marín celebrando su victoria en el Abierto Toyota de Tailandia, en Bangkok, ayer

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