La Vanguardia

Si no es ahora, ¿cuándo?

- Alex Prats

La crisis provocada por el coronaviru­s ha tenido efectos devastador­es para las personas más vulnerable­s. Según el Banco Mundial, al menos 200 millones de personas podrían haber caído en situación de pobreza en el último año. Esta cifra contrasta fuertement­e con otra realidad: el incremento de la riqueza de las 10 personas más ricas del planeta entre marzo y diciembre del 2020, de más de medio billón de dólares, sería suficiente para financiar el coste de la vacuna para toda la población mundial.

En España, tal y como exponemos en nuestro informe Superar la pandemia, reducir la desigualda­d, la crisis generada por el coronaviru­s también se sufre de forma desigual. Los ingresos de las familias más pobres podrían haber disminuido, proporcion­almente, siete veces lo que lo han hecho los ingresos de las familias con rentas más altas. Mientras que las 24 personas más ricas han recuperado ya 26.500 millones de euros, más de tres cuartas partes de las pérdidas sufridas en el inicio de la crisis, 800.000 personas podrían haber caído en situación de pobreza severa, llevando la cifra de personas que en nuestro país viven con menos de 16 euros al día por encima de los cinco millones. Los datos, demoledore­s, indican que el incremento de la desigualda­d en España en 2020 será el más fuerte de la década.

La desigualda­d no es inofensiva. Al contrario, la desigualda­d cuesta vidas. En Brasil, las personas de origen afrodescen­diente tienen una probabilid­ad un 40% más elevada de morir como consecuenc­ia de la covid. En Estados Unidos, 22.000 personas latinas y de raza negra estarían hoy vivas si estos grupos de población hubieran tenido el mismo nivel de mortalidad que el de la población blanca. Mucho más cerca, en la ciudad de Barcelona, la población que vive en los barrios más pobres han tenido un 67% más de probabilid­ad de contagiars­e que la población que vive en los barrios más ricos. Los datos de paro y pobreza en España muestran que la crisis se ha cebado especialme­nte con las personas jóvenes, las mujeres y la población migrante. Las personas que sufren las peores consecuenc­ias de un modelo económico injusto, patriarcal y racista son también las que están soportando el impacto más duro de la pandemia.

Frente a la crisis, y a pesar del incremento de la presión sobre la deuda pública, no podemos volver a repetir los errores del pasado. Recortar los presupuest­os en sanidad o educación, provocar devaluacio­nes salariales, o reducir los impuestos a quien menos lo necesita no pueden ser de nuevo las recetas priorizada­s. En España, los 140.000 millones de euros procedente­s de la UE deben ser una buena oportunida­d para impulsar medidas que nos hagan avanzar hacia un modelo económico más equitativo y sostenible. El buen uso de estos recursos debe complement­arse con políticas que combatan la precarieda­d laboral y fomenten el trabajo digno, medidas que refuercen los mecanismos de protección social, como el ingreso mínimo vital, y cambios que impulsen la suficienci­a y la progresivi­dad del sistema tributario, asegurando que los que más tienen son los que más pagan. Si no apostamos ahora por una sociedad más justa, entonces ¿cuándo. lo haremos?

Los fondos de la UE han de ser una buena oportunida­d para lograr una economía más equitativa y sostenible

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