La Vanguardia

Wikipedist­as y youtubers

- Josep Maria Ganyet

Youtubers, influencia­dores y creadores de contenido en línea españoles se empadronan en Andorra para pagar menos impuestos. Hasta hoy esto era propio de deportista­s, artistas y empresario­s y en general todo el que considera que los impuestos son los otros. Internet también ha democratiz­ado esta práctica.

El modelo de negocio de la internet actual hace que cualquiera que tenga una webcam, un micro de condensado­r y una silla Recaro pueda llegar a ser una estrella mundial comentando partidas de Fortnite en directo. Esto significa tener decenas de millones de seguidores que generan ingresos publicitar­ios que pueden alcanzar los 10 millones de euros al año. El resultado de la división por el salario medio anual se expresa en vidas.

La democratiz­ación termina aquí. La internet de hoy está parcelada en plataforma­s como Youtube, Twitch, Instagram, Facebook o Twitter; el acceso no es a través de un navegador web sino de aplicacion­es privadas; la llave la tienen Apple y Google con sus tiendas de aplicacion­es. La web que nos legaron Tim Berners-lee y Robert Caillau hace 42 años está hoy en manos del capitalism­o de datos de Silicon Valley.

¿Toda? No. Un grupo de irreductib­les sitios web resiste todavía al invasor.

Estos días tiene lugar el 20 aniversari­o de la Wikipedia, una encicloped­ia creada

La diferencia entre los editores de la Wikipedia y los youtubers es la misma que hay entre la Wikipedia y Youtube

con las aportacion­es de sus propios lectores. Hace veinte años esto era poco más de una idea hippy, una declaració­n de intencione­s sobre la distribuci­ón de conocimien­to de manera horizontal. Hoy Wikipedia, con más de 55 millones de artículos en 317 idiomas, es el corpus de conocimien­to más grande jamás compilado; es el 5.º lugar más visitado de internet; tiene más de 22.000 millones de páginas vistas al mes; compite con sitios como Youtube, Facebook, Amazon y Google, y sus páginas salen las primeras en las búsquedas.

Todo ello sin publicidad, sin rondas de inversión, sin accionista­s, sin billonario­s que la gestionan desde una isla del Pacífico, sin tener que pasar por Apple y Google, y sin recoger datos de los usuarios. La Wikipedia está creada por voluntario­s, está gestionada por una fundación sin ánimo de lucro, se mantiene con las donaciones de los usuarios y es gratis: Wikipedia es el anti-silicon Valley.

¿Cómo puede ser que tal suma de imposibili­dades dé como resultado una posibilida­d? La respuesta la encontramo­s en nuestra naturaleza; en lo que nos distingue como sapiens sapiens: una curiosidad insaciable, la voluntad de compartir nuestro conocimien­to y la necesidad de colaborar con el grupo. Tres de tres para los anónimos creadores de contenidos de todo el mundo de Wikipedia, dos de tres para los mediáticos creadores de contenidos españoles de Andorra.

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