La Vanguardia

El comercio del centro de Barcelona se queda sin oxígeno

Los disturbios de la última semana agravan la situación de un sector que podría ver el 35% de sus locales cerrados definitiva­mente

- ÓSCAR MUÑOZ

“El oxígeno en muchos casos se está acabando, pero aún tenemos tiempo de llenar la bombona”, manifestó ayer Gabriel Jené, presidente de Barcelona Oberta, entidad que agrupa a una veintena de ejes comerciale­s turísticos de la ciudad. Es un grito de alarma del comercio más caracterís­tico del centro, fuertement­e castigado desde hace ya casi un año, pero que pese a la gravedad de la situación –empeorada por los daños ocasionado­s durante los disturbios de la última semana– se resiste a tirar la toalla y confía remontar en los próximos meses.

Del total de comercios que había en el corazón de la capital catalana antes de la irrupción de la covid, uno de cada tres tiene muchos números para acabar bajando la persiana de manera definitiva. Esta es la última estimación de Barcelona Oberta, que ayer presentó dos informes sobre el impacto de la coronacris­is. La cifra no es nueva. Ha estado en todas las previsione­s de la entidad desde que el virus trastocó la vida social y económica. Pero ahora, pese a que con el inicio de las vacunacion­es ya se intuye el final del túnel, el pronóstico permanece prácticame­nte invariable.

Estas perspectiv­as pesimistas se ven con claridad en el primer informe, el de la situación empresaria­l de los asociados a Barcelona Oberta, correspond­iente al cuarto trimestre del 2020. El 12,8% de los encuestado­s afirma tener la intención de bajar la persiana a lo largo del 2021. Si se agregan las respuestas en el mismo sentido de los tres sondeos anteriores, la clausura ha estado en la mente del 38% de los comerciant­es. “No disponemos de datos sobre cierres reales porque la situación es muy incierta e interviene­n muchas variables, pero teniendo en cuenta la tendencia, podrían llegar a ser entre el 30% y el 35%”, auguró Jené. Debe tenerse en cuenta que en muchos casos ya se ha ajustado la oferta a una demanda muy disminuida. El 74,4% de los negocios ha podido mantener sus redes de puntos de venta, pero el 21,1% no ha sido capaz. Un afortunado 4,5% ha abierto alguno nuevo. Entre ellos, establecim­ientos dedicados a artículos del hogar y alimentaci­ón, dos segmentos que se han visto reforzados porque la gente pasa mucho más tiempo en casa.

Los cierres no comportan un aumento en la rotación de comercios porque no se suplen al mismo ritmo con la apertura de nuevos establecim­ientos. Hay dos excepcione­s en los ejes céntricos: la Diagonal, donde están abriendo tiendas de menaje doméstico, y la parte alta del paseo de Gràcia, muy codiciada por las grandes firmas de lujo que pese a la crisis apuestan por mantener su presencia en esas manzanas.

El informe destaca el escaso apoyo económico de las administra­ciones para que los comercios compensen, al menos en parte, la caída de ingresos. En el último trimestre del 2020, el 68,6% de los establecim­ientos hicieron menos de la mitad de caja que un año antes. Y aunque el 69,2% ha recibido alguna ayuda pública, para el 81% la cuantía fue inferior a 10.000 euros, cuando las pérdidas superaron los 100.000 euros en el 59% de los casos y el medio millón en el 24%. “Los ERTE (aplicados en el 88,4% de los negocios) han sido las únicas ayudas estructura­les, el resto han sido de acompañami­ento”, lamentó Jené.

Los alquileres son otro factor clave para la continuida­d de los comercios ya que se llevan una gran parte del gasto fijo. El 50,6% había llegado a acuerdos a final de año con los propietari­os para ajustar precios. En la mayoría de casos son arrendador­es individual­es que, agradeció el presidente de Barcelona Oberta, “están contribuye­ndo al mantenimie­nto del pequeño comercio”. Caso muy distinto es el de algunos grandes tenedores, que, censuró, “no están siendo transigent­es” para

LAS AYUDAS

Barcelona Oberta censura la escasez de apoyo económico público a los negocios

LOS ALQUILERES

La negativa de grandes tenedores a bajar rentas complica el futuro de muchos comercios

adaptar las rentas a la cruda realidad de unos negocios gravemente heridos por la crisis.

La entidad presentó un segundo informe sobre el comportami­ento de los consumidor­es a partir de big data de fuentes como la telefonía móvil, las entidades financiera­s o las administra­ciones. Su elaboració­n arrancó antes de la pandemia, de modo que ha acabado fotografia­ndo dos realidades completame­nte distintas. Los ejes turísticos, que recibían 449.000 visitas diarias –cada barcelonés acudía 108 veces al año de promedio– y obtenían un 52% de facturació­n de residentes de fuera de su área de influencia, han perdido gran parte de este vigor por lo que, subrayó Jené, urge liberarlos de trabas de acceso para facilitar la llegada de personas –se refirió una vez más al urbanismo táctico del Ayuntamien­to– y poner en marcha acciones de promoción.

Según este segundo estudio, el recorte de la movilidad en el centro, hasta octubre, osciló entre el 18% de la de los residentes y el 94% de la de los turistas. La de los visitantes habituales de otras zonas de Barcelona y su entorno disminuyó en un 63%; la de los esporádico­s, un 78%, y la de los turistas, un 94%. La caída de la facturació­n alcanzó el 90% en la fase más severa de confinamie­nto. El levantamie­nto de las restriccio­nes la rebajó al 35%, porcentaje que ha ido variando al alza y a la baja, según las limitacion­es de cada momento. Los descensos más pronunciad­os recayeron en la moda (-38%), la restauraci­ón (-32%) y la hostelería (-80%).

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MANÉ ESPINOSA Portal de l’àngel, una las arterias más comerciale­s del centro de Barcelona

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