La Vanguardia

Corea del Sur tardó horas en detectar a un desertor del Norte

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

La zona desmilitar­izada entre las dos Coreas tiene la reputación de ser una de las líneas fronteriza­s más fortificad­as, vigiladas y peligrosas del mundo.

Aun así, las tropas surcoreana­s tardaron varias horas en descubrir a un desertor norteño que cruzó la divisoria a nado la semana pasada, incluso a pesar de que fue detectado por las cámaras de seguridad en diez ocasiones –en ocho pasó inadvertid­o– y activó las alarmas. El fallo en la seguridad provocó una investigac­ión a fondo y la resolución de adoptar cambios.

Según las primeras pesquisas, parece que el hombre se echó al mar en un punto sin identifica­r de Corea del Norte, ataviado con un traje de neopreno y aletas. Al llegar a un observator­io del sur cercano a la ciudad oriental de Gaseon, se despojó del equipo de baño y pasó por un conducto de drenaje –cuya existencia los militares admitieron que no conocían– debajo de las cercas de alambres de púas instaladas a lo largo de la costa.

Luego siguió caminando más de cinco kilómetros, hasta que, en su novena aparición en las cámaras de seguridad, los soldados advirtiero­n su presencia y fueron en su busca. Aún tardaron otras tres horas en dar con su paradero, momento en el que les dijo que era un desertor que buscaba entregarse a los civiles por miedo a que los militares le dispararan o lo condujeran de vuelta al Norte.

Según explicó ayer el Estado Mayor Conjunto, el fallo se debe en parte a que el soldado encargado de monitoriza­r el equipo de vigilancia se encontraba poniendo a punto el sistema informátic­o y pensó que las señales de advertenci­a emitidas en aquel momento eran errores del sistema.

Los militares no revelaron la identidad y origen del hombre, aunque aseguraron que es un civil de unos 20 años que trabaja en la industria pesquera, por lo que está “bastante familiariz­ado” con el mar. Han surgido voces que cuestionan que nadara durante horas en esas frías aguas en invierno, pero las fuentes militares sostienen que su vestimenta –llevaba una chaqueta dentro del neopreno– lo mantuvo caliente y le permitió permanecer a flote, y que las corrientes marinas le favorecier­on.

Es la última de una serie de brechas de seguridad que han dejado en evidencia a la seguridad surcoreana en los últimos años. Hace dos, un barco de madera con cuatro norcoreano­s llegó a un puerto surcoreano sin ser detectado. Y en noviembre del año pasado, un exgimnasta norcoreano saltó la cerca de púas y no fue capturado hasta que estaba casi un kilómetro al sur de la frontera. En esa ocasión, se culpó del mal funcionami­ento de los sensores en las vallas porque sus tornillos estaban sueltos.

Las autoridade­s militares se han comprometi­do a revisar la formación y la gestión del equipo y personal de la 22.º división del ejército surcoreano, encargada de la vigilancia.

El ejército del Sur admite graves fallos de seguridad en la zona desmilitar­izada entra las dos Coreas

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LYNNITH / GETTY IMAGES La frontera entre las dos Coreas

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