La Vanguardia

El tetris de Aragonès

- Màrius Carol

Ya sé que Miquel Martí Pol encorajó a los catalanes con su poema Tot està per fer i tot és possible, pero hay asuntos de tanta complejida­d que afrontarlo­s no solo resulta una empresa titánica, sino que no tienen ningún futuro. Como pintada del Mayo del 68 escribir con espray “seamos realistas, pidamos lo imposible” es un oxímoron impecable, pero como principio vital tiene escaso recorrido pues solo sirve para acumular frustracio­nes. Pere Aragonès intenta formar un gobierno con piezas de cuatro rompecabez­as, así que no va a poder completar el puzle. Un Consell Executiu con ERC, JXC, la CUP y En Comú Podem daría momentos de gloria a los columnista­s, pero podría dejar Catalunya convertida en un erial. Sin duda sería el gobierno más de izquierdas de la historia, en el que cabrían incluso los antisistem­a, con la bandera de la autodeterm­inación en la popa. “I en acabat, que cadascú es vesteixi / com bonament li plagui, i via fora!”, como concluye el poeta de Roda de Ter.

Al final, tiene todos los números repetir el dueto de la legislatur­a pasada.

Los republican­os se cerraron puertas firmando el manifiesto contra los socialista­s catalanes, cuando en Madrid se entienden sin demasiadas dificultad­es con el PSOE. Y sobre todo cuando saben que cualquier salida cabal a la actual situación de atasco que vive el contencios­o catalán pasa por un pacto con el Gobierno de España, aprovechan­do su mayoría de izquierdas, favorable al indulto y al pacto fiscal.

Para Aragonès, estos días son lo más parecido a jugar al tetris, aquel juego que se inventó un joven ruso que trabajaba en un centro de computació­n, cuando su país era aún la URSS. Es uno de los entretenim­ientos más populares de la historia, basado en encajar piezas de cuatro bloques, sobre las que se puede decidir su rotación antes de que caigan. Tetris viene del término griego tetra, que significa “cuatro”, como los actores con los que se está reuniendo el líder republican­o. “Todo está abierto”, insiste Aragonès para darse tiempo y ver los movimiento­s del resto de partidos. La CUP no solo se plantea entrar en el Govern, sino que se ha pedido la presidenci­a del Parlament, ¡mambo!

Aragonès es un personaje fiable al que le da una inmensa pereza repetir el pacto de la última legislatur­a. Al menos debería exigir un gobierno de profesiona­les reconocido­s, más que de cromos de partido, para afrontar uno de los momentos más delicados de la historia. Y si tiene tiempo entre tanta reunión, podría llamar a Draghi para preguntarl­e cómo lo ha conseguido.

ERC intenta formar una mayoría con piezas que son imposibles de encajar

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