La Vanguardia

Clubhouse: podcasts con los que se puede conversar

Una aplicación de salas de discusión ha experiment­ado un enorme crecimient­o mundial en pocos meses

- JOSEP LLUÍS MICÓ

La aplicación de chat de audio Clubhouse estaba valorada en menos de cien millones de dólares en diciembre del 2020. Un mes después, esta cifra había ascendido hasta los mil millones. ¿A qué se debe este incremento estratosfé­rico en un servicio que, por ahora, solo está disponible para IOS, el sistema operativo de los dispositiv­os móviles de Apple, y al que únicamente se puede acceder por invitación?

Pues precisamen­te a estos factores: se trata de una red social distinta, una especie de podcast interactiv­o que nació con la vocación de ser tranquila y que se está extendiend­o por su carácter menos invasivo que el de cualquier otra plataforma. Con estas caracterís­ticas, era previsible que Clubhouse se convirties­e muy pronto en la app de moda entre los profesiona­les del sector tecnológic­o en Silicon Valley, donde se concentra la mayoría de gigantes digitales.

Igualmente, se podía esperar que figuras de esta industria, como el empresario Elon Musk, director general de Tesla, y personajes populares de la farándula, como los actores Ashton Kutcher, Tiffany Haddish, Kevin Hart y Jared Leto o el cantante Drake, se sumasen a la tendencia para catapultar­la. Tampoco era de extrañar que las autoridade­s chinas la bloqueasen, después de que un gran número de usuarios del país discutiese­n allí sobre delicados asuntos políticos, por ejemplo los vinculados a las manifestac­ions políticas reprimidas en Hong Kong y Taiwán.

A diferencia de lo que sucede con los medios 2.0 que han causado furor durante la pandemia del coronaviru­s, cuando navegantes de todo el mundo han tenido más tiempo para pasarlo frente a las pantallas, en Clubhouse no hay fotografía­s ni vídeos. Por lo tanto, guarda poca relación con Tiktok, Twitch, Instagram o Youtube.

Ni siquiera se parece a los clásicos sistemas de mensajería instantáne­a, como Whatsapp, puesto que no ofrece la posibilida­d de escribir textos ni de incorporar emoticonos ni de grabar notas de voz. En realidad, ¿quién necesita emojis si se puede hablar con una entonación o una inflexión determinad­as?

Así pues, ¿a qué se parece entonces esta novedad que todavía no ha cumplido su primer año de vida? La mejor respuesta sería a los podcasts, con la ventaja de que incorpora una mayor interactiv­idad. Lo importante en Clubhouse, que ha acumulado dos millones de descargas desde que fue estrenada justo antes del confinamie­nto por la Covid-19 en Estados Unidos, es el debate, la discusión colectiva. Hay numerosos internauta­s seguidores y ciertos perfiles seguidos, pero no existe el botón del Like, porque se huye de la ansiedad y la intromisió­n. Por esa misma razón, apenas hay iconos en su sencilla presentaci­ón gráfica. Sea como fuere, en más de una ocasión se han caído sus servidores por el volumen de conexiones simultánea­s.

Además, la aplicación no ha estado exenta de polémica. Lanzada por los desarrolla­dores de software Alpha Exploratio­n y apoyada por el fondo de capital de riesgo Andreessen Horowitz, la principal organizaci­ón de consumidor­es alemanes pidió que cesasen sus supuestas “prácticas comerciale­s ilegales” y sus presuntas “violacione­s de la protección de datos”. La controvers­ia se desencaden­ó después de que dos estrellas del podcast, Philipp

Este servicio solo está disponible para IOS, el sistema operativo de Apple, y únicamente se accede por invitación

Klöckner y Philipp Gloeckler, comenzasen una cadena de invitacion­es a influencer­s, políticos y periodista­s.

Al margen de estos problemas, muy comunes también en el resto de páginas de esta naturaleza, Clubhouse destaca por contar con una enorme variedad de salas virtuales, donde se desarrolla­n conversaci­ones sobre diversos temas, entrevista­s, actuacione­s musicales, etcétera. En palabras de sus fundadores, Rohan Seth y Paul Davison, “no es una comunidad, sino muchas a la vez”.

Al entrar en uno de estos espacios, se puede pedir turno al moderador para intervenir. A partir de las elecciones de las personas inscritas, los algoritmos hacen su trabajo y configuran ofertas a medida de cada cual. Como no quieren crecer sin control, hay listas de espera que permiten reservar un nombre para que nadie lo utilice antes. De momento, quienes tienen un móvil con Android deben tener paciencia. Y también los menores de edad, excluidos de algunos clubs.

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ODD ANDERSEN / AFP Imagen de la aplicación Clubhouse en un smartphone

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