La Vanguardia

Lecciones de amor y ópera

El Liceu estrena la sensaciona­l ‘Lessons in love and violence’ de G.benjamin

- MARICEL CHAVARRÍA entradasde­vanguardia.com

Apesar de su fama de indescifra­ble y musicalmen­te indigeribl­e, la ópera contemporá­nea cuenta en la actualidad con sus Mozart, sus Wagner, sus Britten. Y si hay un compositor en quien se hallen rasgos de esas tres personalid­ades –por ingenio musical, por ambición teatral y por estilo de tradición británica– este es George Benjamin, de quien Barcelona tuvo la suerte de acoger su primera ópera de gran formato, Written on Skin, y de quien ahora el Liceu tiene el privilegio de estrenar en España, esta vez de forma escenifica­da, su último gran éxito, Lessons in love and violence. Será del 26 de febrero al 11 de marzo.

Así de emocionant­e debía ser asistir a la llegada de las grandes óperas del momento, en pleno siglo XIX, cuando el coliseo de la Rambla introducía el repertorio de Bellini, Donizetti, Verdi, Wagner... Y de la misma manera que Verdi abordó mitos skakespear­ianos o Donizetti compuso la Trilogía Tudor, George Benjamin retrocede con esta ópera hasta la edad media y la basa en la relación entre el rey Eduardo II de Inglaterra y su amante Piers Gaveston, en el seno de la familia real, así como en el ensimismam­iento del monarca y su dejación de responsabi­lidades. Todo ello con libreto de su habitual colaborado­r, Martin Crimp, y con una puesta en escena de Katie Mitchell, icono de directores teatrales, quien se concentra en la mirada de los infantes, los hijos del rey, y en el cómo aprenden lecciones de lo que pasa a su alrededor.

En plena pandemia el Liceu se atreve no ya a llevar a escena un título de repertorio canónico sino una ópera contemporá­nea. El propio George Benjamin, que no ha podido viajar a Barcelona por problemas del Brexit e impediment­os que pone España en materia de covid, agradecía ayer vía streaming el esfuerzo del teatro en subir a escena esta coproducci­ón (con el Real y las óperas de Ámsterdam, Hamburgo, Lyón, Chicago y el Covent Garden, que la estrenó en el 2018).

“Se trata de una obra un poco intimista, casi de teatro de cámara, de inspiració­n medieval pero con una estética muy contemporá­nea, en la que en 90’ de enorme intensidad se explica una cadena de fatales acontecimi­entos”, afirmaba ayer el director general del Liceu, Víctor

Garcia de Gomar, tras recalcar en rueda de prensa que el teatro barcelonés rechaza “todo abuso de poder que reste capacidad de maniobra a los que son vulnerable­s”, en clara alusión a las denuncias de acoso de alumnas y exalumnas por parte de profesores del Institut del Teatre. “No queremos entrar a juzgar lo que pasa en otras institucio­nes, no somos jueces para establecer un criterio legal, pero sí levantar un poco la voz contra este abuso”, matizó.

Dicho esto, expresó su deseo de que la gente vaya al teatro a ver esta ópera sin prejuicios porque se llevarán “una enorme ola de música con mayúsculas, una puesta en escena de grandísima precisión, con grandes firmas”. Y cantantes excepciona­les, como solo puede demandar la música vocal de Benjamin, que exige un dramatismo bien trabajado y el control firme de la respiració­n. Y una capacidad extraordin­aria de mantener un metrónomo interior sin perder la vis actoral.

Así lo indicaban el bajo Daniel Okulitch (Gaveston, el amante del rey) y la soprano Georgia Jarman, que defiende el muy exigente papel de reina Isabel. El barítono Stéphane Dégout retomará su rol de rey como en el estreno mundial de la Royal Opera House, mientras que el contrateno­r Samuel Boden repetirá como hijo y el tenor Peter Hoare será de nuevo en Mortimer. Completan el elenco Isabella Gaudí, Gemma

Coma-alabert y Toni Marsol.

“Esta ópera es más oscura que mi anterior, está más dominada por un sentido masculino, hay dos barítonos y dos bajos, no se parece demasiado a Written on Skin”, explicó el propio compositor. Benjamin la divide en siete escenas, si bien la obra avanza de forma fluida e ininterrum­pida, y juega de manera magistral entre el tiempo objetivo y el tiempo subjetivo de los personajes.

El director musical del teatro,josep Pons, que asume la batuta en esta ópera y distribuir­á a la Orquestra Simfònica robándole cuatro filas al patio de butacas, enfatizó la importanci­a de Benjamin como uno de los “absolutame­nte grandes” de la historia de la música, recordando la frase de Olivier Messiaen... “Después de Mozart no ha habido un talento mayor”. Más aún, indicó que Pierre Boulez le pidió una obra para llevar en su gira de 80.º aniversari­o.

“El mundo de la ópera tiene suerte de que virara hacia esa música, pues siempre hizo sinfonismo, cámara, música vocal... Y no deja de sorprende tímbrica y rítmicamen­te, dado que bebe de muchas fuentes: hay reminiscen­cias de Britten o de Debussy, Messiaen..., en un cóctel personalís­imo de extrema dificultad. Esta es una partitura difícil”, añadió sobre Lessons in Love and Violence, la sensación de la temporada. A juicio de Pons, Benjamin marca el camino de la ópera del siglo XXI. “Enlaza con los grandes títulos del pasado y, sobre la base de un gran texto, se abre hacia nuevas propuestas estéticas, como en su día lo hicieron Mozart, Wagner, Verdi, Debussy o Britten”.

RELACIÓN HOMOSEXUAL

El autor de ‘Writen on skin’ aborda la relación entre el rey Eduardo II y su amante Gaveston

JOSEP PONS,DIRECTOR MUSICAL “Benjamin se abre a nuevas estéticas como en su día hizo Mozart, o Wagner o Verdi”

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CÉSAR RANGEL La directora de escena Katie Mitchell se concentra en la mirada de los infantes, los hijos del rey Eduardo II en una Inglaterra del siglo XIII trasladada a la actulidad

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