La Vanguardia

Mecenas para Sade

Francia busca 4,5 millones de euros para incorporar el manuscrito ‘Los 120 días de Sodoma’ en la Biblioteca Nacional

- ÓSCAR CABALLERO

Francia recluta mecenas. El adusto Journal Officiel ha publicado ventajas impositiva­s a quienes aporten 4.550.000 euros para regalar a la Biblioteca Nacional Los 120 días de Sodoma de Donatien Alphonso François de Sade. El boletín oficial reivindica “el extraordin­ario manuscrito autógrafo, de la primera obra verdadera del Marqués”, clasificad­o “tesoro nacional” en el 2017 y que escribió en 1785 estando prisionero en la Bastilla. Para evitar que le confiscara­n el texto, lo copió a razón de tres horas diarias de escritura y con letra minúscula, en las dos caras de hojas de 12 centímetro­s de ancho. Las ensambló en un rollo de 12,10 metros de largo protegido por un estuche que disimuló entre las piedras de la pared.

El 14 de julio de 1789 una multitud saqueó la fortaleza. Diez días antes, Sade, culpable de arengarla desde la ventana de su celda, fue evacuado con lo puesto (“desnudo”, dirá él) al manicomio de Charenton, al noreste de París. Allí sabrá que la Bastilla fue incendiada. Hasta su muerte, en 1814, Sade llorará “lágrimas de sangre” por su obra hecha humo.

El poeta surrealist­a y subversivo Gilbert Lely (1904-1985) reconstruy­ó dos siglos después el manuscrito, recuperado el 14 o el 15 de julio en la celda de Sade por un tal Arnoux de Saint Maximin. Tres generacion­es de su familia lo conservaro­n. A finales del XIX lo compró un psiquiatra berlinés, Iwan Bloch. En 1904 publicó una versión plagada de errores, con el único propósito de subrayar “las perversion­es francesas”.

Un cuarto de siglo más tarde, el matrimonio de Noailles, mecenas por ejemplo del Buñuel de El perro andaluz, encargó a Maurice Heine la edición del manuscrito. Un trabajo impecable, publicado entre 1931 y 1935, en tres volúmenes, vendidos por suscripció­n para eludir la censura. En 1982, la hija del vizconde de Noailles prestó el estuche con el manuscrito a Jean Grouet, un editor parisino, que se lo devolvió vacío: vendió el rollo a un coleccioni­sta de libros raros, el suizo Gérard Nordmann. Ocho años después Francia ordenó la restitució­n a los de Noailles. Pero en 1998 un tribunal suizo decidió que Nordmann lo había adquirido legalmente. Hay que aguardar el 2014 para que sus herederos acepten la oferta del francés Gérard Lhéritier: 7 millones de euros. Operación rentable: Lhéritier lo revende a los inversioni­stas de Aristophil, su empresa, por 12,5 millones. Un año después, enjuiciada por estafa del tipo piramidal, Aristophil es liquidada judicialme­nte. En 2017 sale a subasta parte de su fondo de 140 .000 manuscrito­s. Para evitar la exportació­n del Sade, la ministra de cultura, Françoise Nyssen lo clasificó de tesoro nacional.

El libro narra cómo cuatro hombres de 45 a 60 años hibernan en un castillo de la Selva Negra. Son suegros y yernos -cada uno casado con la hija del otro- y comparten encierro con sus esposas. Han raptado a 42 jóvenes de ambos sexos. Durante cuatro meses los someterán a “600 perversion­es”. Genial para unos, insoportab­le para la mayoría –en “la Littératur­e et le mal, de 1957, Georges Bataille calificó de “penosa” su lectura– el texto encadena tortura, humillacio­nes, asesinatos y hasta zoofilia.

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BENOIT TESSIER / REUTERS El manuscrito que Sade ocultó en su celda de la Bastilla

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