Nueva York reabre sus cines un año después con la limitación del 25%
Nueva York
La hibernación llega a su fin. Mulan o El hombre invisible dejarán de compartir cartelera en el cine del barrio, en el Upper West Side, con Un lugar tranquilo (segunda parte) y se liberarán del confinamiento. Vuelve la acción.
Desde el pasado 13 de marzo, Nueva York, la ciudad más cinematográfica del mundo, tiene sus salas de cine en situación de fundido en negro por el impacto de la pandemia. El próximo 5 de marzo, las pantallas recobrarán la vida, aunque sea con limitaciones.
El gobernador del estado, Andrew Cuomo, anunció que podrán reabrir al 25% de la capacidad de su aforo, o bien un máximo de 50 personas por sesión. Será obligatorio llevar mascarilla y ocupar los asientos asignados aplicando la distancia social.
Durante este hiato sin cines ha resultado chocante observar como la suciedad evolucionaba y se apoderaba de los locales sin público, mientras en las calles continuaban los despliegues para rodajes o grabaciones.
La medida de Cuomo fue recibida como agua bendita en el sector de la exhibición. Patrick Corcoran, vicepresidente de la Asociación Nacional de Propietarios de Cines, remarcó que Nueva York es el mayor mercado en cuanto a audiencia en las salas de
Estados Unidos y consideró su reapertura como un paso decisivo para la recuperación de toda la industria. “Esperamos que la capacidad se pueda extender al 50% muy pronto y facilite operar de manera rentable”, subrayó.
Esta decisión se suma a otras iniciativas en búsqueda de la nueva normalidad, a partir de un descenso notable de los contagios. La pasada noche se permitió por primera vez que los equipos locales de la liga de baloncesto (NBA), los Nicks y los Nets, abrieran las puertas a los fans (capacidad del 10%), los bares pronto dispondrán del 35% del espacio interior y el 15 de marzo se autorizan bodas al 50% de capacidad o un máximo de 150 ocupantes. Pero, a pesar de actuaciones callejeras, las salas de conciertos y los teatros, con Broadway como estandarte, seguirán cerrados.
Las persianas bajadas en los cines de Nueva York y California, los dos mercados principales, ha marcado la pauta de los estrenos de Hollywood. La última película de la franquicia de James Bond está todavía a la espera de su lanzamiento. El título resulta elocuente: Sin tiempo para morir.