La empresa pide 37 millones a la SEPI y se reorienta hacia el turismo nacional
El grupo empresarial especializado en servicios globales de turismo y movilidad Julià es la última compañía que ha solicitado acogerse al fondo gestionado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) destinado a ayudar a empresas estratégicas golpeadas por la crisis de la covid. La empresa, que se encontraba en una situación económica boyante antes de la pandemia, ha pedido 37 millones de euros a la SEPI para contar con suficiente liquidez, hacer frente a sus compromisos financieros y seguir invirtiendo mientras no llega la tan ansiada recuperación del sector turístico. Sus finanzas se han ido deteriorando desde que se vio obligada a paralizar la mayor parte de su negocio, en concreto la actividad de los autobuses turísticos y su servicio de turoperador en Argentina, México y EE.UU. A consecuencia de ello, el pasado mes de mayo tuvo que cerrar un acuerdo con la banca para refinanciar 27 millones y obtener 10 millones con aval del ICO. El grupo, que en el 2019 obtuvo una facturación récord de 343 millones de euros, asegura que cuenta con un plan de viabilidad y que ha reorientado su modelo de negocio en España hacia el turismo nacional. Su consejero delegado, José Francisco Adell, aseguró ayer que espera una rápida recuperación de las cuentas del grupo con la reactivación de la movilidad y de los viajes, y considera una buena señal que la compañía cuente hoy por hoy con reservas para Semana Santa por valor de 5 millones. Presente en 40 ciudades de diez países, Julià tiene 1.600 empleados y una flota de 450 vehículos en cuatro continentes.