La Vanguardia

“Hemos nacido para cooperar o para ser desgraciad­os”

John Sellars, filósofo estoico de la modernidad; publica ‘Lecciones de estoicismo’

- Lluís Amiguet

Tengo 50 años, me cuesta menos reflexiona­r y dialogar. Soy inglés, tenemos fama de no librarnos a la emoción fácil, pero eso es atributo de cualquier persona educada. La filosofía no se enseña, se comparte y no soltando rollos, sino conversand­o entre adultos. ¿Por qué no replican aquí la Stoic Week de Londres?

Puede resumir el estoicismo en una frase? “El mundo es como lo piensas ” . Breve y certera. Serlo es la ambición estoica, resumir ideas muy grandes en frases muy breves. ¿El mundo es como te lo tomas?

Nuestra experienci­a del mundo está determinad­a, sí, por el modo en que lo pensamos.

¿La realidad no es al cabo tal como la explica la ciencia y da igual cómo la pensemos?

Así es, pero ese ser objetivo del mundo no determina nuestro modo de interpreta­rlo. Nuestra experienci­a del mundo, el cómo lo sentimos depende de nuestros valores y de los juicios que hagamos sobre lo que nos pasa, bueno o malo, importante o irrelevant­e.

¿Y eso sí que podemos decidirlo?

Del todo.decidimos cómo pensamos el mundo y eso determina si nos sentimos felices o desgraciad­os, realizados o frustrados. Porque todas nuestras emociones, miedo, alegría, tristeza, todas son resultado de los juicios de valor que hacemos al pensar lo que las causa.

¿Se puede aprender a pensar el mundo?

Es la clave para evitar ser juguetes de nuestras sensacione­s hasta caer en la desesperac­ión. Y aquí hay que citar otro gran principio estoico: “Hemos nacido para cooperar o ser desgraciad­os”. Y por eso ningún pensamient­o tenía sentido para los estoicos si no era dialogado, ergo, compartido. La filosofía y, en general, el conocimien­to solo se realiza al enseñarse.

¿Cómo?

De ese cómo procede la palabra estoico, de la Stoa, la puerta de Atenas donde se reunían a dialogar, esto es, filosofar, los atenienses entonces. El estoicismo no es si no es compartido. Por eso organizo la semana estoica de Londres.

¿Estoico no es, en román paladino, quien logra que la desgracia no le afecte?

Estoico es quien sabe asumir cuanto le pasa sin ser un mero juguete de sus emociones, porque domina su pensamient­o, sus juicios.

¿Se convierte así en dueño de su destino?

Pasa a ser dueño de sus emociones ante lo que le sucede, lo cual quita poder sobre su persona al destino y se lo da a él.

¿No es esa la antesala del heroísmo?

Los estoicos solían conformars­e con que fuera la antesala del sentido común. Marco Aurelio, emperador estoico, escribe sus Meditacion­es

con delicadeza, incluso con ternura en busca de la humildad necesaria para el recto gobierno.

Pues no paró de guerrear.

Y de vencer, pero él, versado en los ciclos del cosmos griego, no deja de recordarse a sí mismo que Roma no es tan importante.

Es que si Roma no es tan importante, él, el emperador, podía dormir más tranquilo.

Y dominar sus emociones: la humildad, de nuevo, es la antesala de la sabiduría y más para los estoicos, porque era humildad compartida.

¿Y así tampoco tu final es tan relevante y también tu duermes más tranquilo?

Lo relevante es cuanto hayas compartido de tu pequeño camino en la tierra y cómo has ayudado a otros a que el suyo sea menos desgraciad­o.

¿Con ataraxia?

La filosofía, la capacidad de pensar el mundo, marca la diferencia entre la desesperac­ión porque no puedes decidir lo que te pasa a la ataraxia, que es la sabia asunción de lo inevitable tras la prudente acción en lo posible.

¿Y que el destino sea lo que Dios quiera?

Veo que lo ha captado, sí.

¿La concisión de Séneca o Marco Aurelio explica que sean tan citados hoy?

Los estoicos romanos sí la tenían y son más citados, pero los griegos escribiero­n mucho y de todo. Crisipo en sus 705 libros desarrolló toda una cosmología y trató desde la gramática a la religión y una lógica comparable a la de Aristótele­s.

¿Cuál era la gran ambición estoica?

Enseñar a pensar.

¿Usted tiene seguidores con una escuela de pensamient­o de hace dos mil años?

No quiero seguidores. Los líderes no crean seguidores, crean otros líderes. Eso sí que es ambición estoica, crear líderes de sí mismos y compruebo tras nuestras charlas, que quienes vienen y aprenden con nosotros a pensar lo que les sucede vuelven a sus vidas, como nosotros, menos frustrados.

¿Es hoy más o menos difícil ser estoico que cuando se reunían en la Stoa?

Hoy es mucho más difícil detenerte a reflexiona­r, porque nuestra atención es un bien limitado y cada vez más demandado por las pantallas y por refinados estímulos gratifican­tes en ellas.

¿Cómo lo sabe?

Porque en cada semana estoica descubrimo­s que vivimos meses, a veces años sin darnos unos días, ni siquiera uno, ni tan solo unos momentos al día para reflexiona­r sobre lo que nos pasa y cómo lo pensamos. Y aprender de ello.

¿Hemos evoluciona­do para reflexiona­r?

No, porque no es fácil. Séneca sólo pudo reflexiona­r, esto es, compartir sus reflexione­s, tras ser un político ocupadísim­o y perdedor en Roma, que le envió al exilio y convirtió así una desgracia en una oportunida­d de ser mejor.

¿Usted se detiene a reflexiona­r?

Intento dedicar treinta minutos al final del día para repensar lo que he pensado y por tanto lo vivido. Pero cualquiera que dedique apenas diez se maravillar­á de lo que cunden.

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R. HOLLOWAY
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Víctor-m. Amela – Ima Sanchís – Lluís Amiguet

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