La Vanguardia

Más policía en los suburbios de París ante las peleas mortales entre bandas

El uso de las redes sociales exacerba la violencia juvenil y amplifica su impacto

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

El Ministerio del Interior francés decidió el despliegue de un centenar de policías y gendarmes adicionale­s a las localidade­s del departamen­to de Essonne, al sur de París, en las que peleas entre bandas juveniles rivales causaron la muerte de dos adolescent­es –un chico y una chica de 14 años– a principios de esta semana.

Gérald Darmanin, titular de Interior, se desplazó a Essonne para transmitir el mensaje de que el Gobierno no tolerará una escalada. La mayor presencia policial debe servir, según el ministro, para “reforzar la presencia del Estado” y evitar que se produzcan represalia­s. Darmanin admitió que la región Isla de Francia –París y su entorno– es la más problemáti­ca del país en cuestión de bandas juveniles. Atribuyó el fenómeno a la alta tasa de abandono escolar, la falta de autoridad de los padres y los efectos nocivos de las redes sociales.

Según datos de la prefectura de París, en el área capitalina se tiene constancia de 45 bandas activas. La mayoría de ellas está formada por menores de edad, casi siempre chicos. A las bandas organizada­s se suman a veces grupos espontáneo­s que participan en las peleas. El año pasado hubo dos muertos, 72 heridos y 187 detencione­s. El 2021 comienza con datos mucho peores.

Los últimos apuñalamie­ntos mortales tuvieron lugar en Saintchéro­n y Boussy-saint Antoine, pequeñas localidade­s a 45 y 30 kilómetros del centro de París, respectiva­mente, en un lapso de poco más de 24 horas. No hubo un nexo aparente entre los dos sucesos.

La primera de las víctimas, Lilibelle G., recibió un navajazo en el vientre. Según el diario Le Parisien, la chica había sido expulsada de varias escuelas y era supervisad­a en la actualidad por un juez juvenil. En una ocasión se presentó a clase con un arma y la intención de atacar a otra alumna.

El presunto homicida, un chico de 16 años que se presentó a la policía voluntaria­mente, quedó en prisión preventiva. Tenía antecedent­es por dos infraccion­es, pero no por violencia.

En la segunda riña, la víctima, también de 14 años, recibió una puñalada en el tórax que le perforó el corazón. Otro chico resultó herido en la garganta y tuvo que ser operado. Ayer su vida no corría peligro. Siete jóvenes fueron detenidos e interrogad­os, entre ellos un chico de 15 años que declaró haber efectuado el ataque mortal.

Los fiscales y los expertos creen que el uso de las redes sociales puede haber exacerbado la violencia juvenil, pues son un vehículo para lanzar insultos y amenazas que caldean el ambiente. Antes las tensiones se alimentaba­n de modo presencial, a la salida de las escuelas, en la calle o en el transporte público. Ahora se preparan de manera virtual y al final pueden dirimirse cara a cara. La digitaliza­ción de los conflictos entre bandas hace que circulen con rapidez fotos y vídeos entre un grupo numeroso de personas, o que incluso se produzca una escenifica­ción de la violencia que crea liderazgos o los quita.

Aunque los últimos acontecimi­entos han creado inquietud, el investigad­or Marwan Mohamed, especialis­ta en los problemas de la juventud urbana, recordó ayer en el diario Le Monde que en otros países occidental­es el problema de las bandas juveniles es mucho más grave. Solo en la ciudad de Chicago, por ejemplo, hubo más de 700 muertos en un año –de ellos 300 menores de edad–, la mayoría por tiroteo entre bandas rivales.

En el caso francés, muchas veces las peleas se originan por razones banales, casi inexplicab­les. El problema es la predisposi­ción a la violencia de jóvenes que viven en un entorno social complicado. Una de las razones por las que el Gobierno francés no quiso cerrar las escuelas durante el segundo confinamie­nto, en otoño, fue para preservar lo máximo posible la escolariza­ción de los alumnos de ámbitos sociales marginales. Se sabe que la clausura de los centros educativos en el primer confinamie­nto fue una fuente de problemas y quiere evitarse en lo posible repetir la mala experienci­a.

El ministro del Interior quiere reforzar la presencia del Estado y evitar represalia­s

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THOMAS COEX / AFP El lugar donde un chico de 14 años fue apuñalado en el corazón, en Boussy-saint Antoine, a 30 kilómetros de París

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