La negociación entre ERC y Jxcat se abre paso
La CUP se inclina por entrar en la Mesa para aislar a Vox
La negociación entre ERC y Jxcat para poner en marcha la legislatura y formar el nuevo Govern avanza. No tan deprisa como querría Pere Aragonès, el candidato a ocupar la presidencia de la Generalitat, pero sí a buen ritmo. El suficiente, en todo caso, para llegar al 12 de marzo, la fecha tope para la constitución del Parlament, con el trabajo hecho.
Esta es, cuando menos, la voluntad de los equipos negociadores de las dos partes, que a la vista de la experiencia esta vez están haciendo de la discreción virtud de las conversaciones. Hasta ahora han sido dos las reuniones que han mantenido, en las que han empezado a esbozarse los ejes del nuevo acuerdo, que unos y otros aspiran a que sea duradero y sin los sobresaltos constantes del último mandato. Jxcat, si acaso, echa en falta concreción en las propuestas que hasta ahora le ha planteado ERC y antes que nada es partidaria de definir primero el consenso estratégico entre las distintas opciones independentistas que ha de permitir transitar por toda la legislatura sin contratiempos. Fuentes del partido de Carles Puigdemont se muestran, en este sentido, moderadamente satisfechas ante unas conversaciones que consideran que “marchan bien”.
También la CUP tiene mucho que decir, pero por su carácter asambleario la toma de decisiones es larga. Ya se ha citado dos veces con ERC y dos más con los posconvergentes, ayer la última. Y habrá más. Jxcat y la CUP explicaron, después de que los anticapitalistas pusieran sobre la mesa las críticas al Departamento d’interior por la actuación de los Mossos en las protestas contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél, que el encuentro sirvió “para seguir trabajando en un acuerdo de legislatura” y para instarse a buscar “una estrategia independentista que permita desbordar el marco autonómico durante la nueva legislatura”. Pero también se conjuraron para tomar medidas a fin de frenar a Vox en el Parlament. Uno de los escenarios será la Mesa. El independentismo quiere dejar fuera a la ultraderecha del órgano rector de la Cámara catalana y para este objetivo los cuperos parecen haber asumido su entrada en la Mesa.
La decisión no está tomada todavía, pendientes como están de reuniones de su consejo político, pero los números y los nueve diputados conseguidos el 14-F favorecen su entrada. La CUP fue la quinta fuerza más votada, por detrás del PSC (33 escaños), ERC (33), Jxcat (32) y Vox (11). En el órgano rector del Parlament hay siete sillas, que deberían corresponder a las formaciones con más representación. Pero para dejar fuera a la ultraderecha es muy probable que la Mesa la compongan finalmente dos representantes socialistas, dos republicanos, dos de Jxcat y uno de la CUP.
Con su entrada, además, los anticapitalistas cumplirían con su voluntad de formar un frente antifascista en las instituciones catalanas. Igualmente, contarían con un voto más para sacar adelante cuestiones controvertidas, como todas aquellas sobre las que el Tribunal Constitucional ya ha advertido que no pueden debatirse o votarse en el hemiciclo. En este sentido, los cuperos están muy interesados en recuperar toda una retahíla de iniciativas sociales que los jueces han tumbado. Los anticapitalistas, de hecho, tampoco han descartado optar a la presidencia del Parlament. Es una posibilidad que verbalizó Carles Riera, pero que debería contar con el beneplácito de ERC y Jxcat. A día de hoy, sin embargo, ni ha estado planteada oficialmente ni tendría el respaldo de los posconvergentes, que dejan claro que les correspondería a ellos presidir la Cámara.
El PSC, por otro lado, mantuvo también ayer otra reunión con En Comú Podem, en la que insistió en que la presidencia del Parlament la ocupe una mujer del bloque de izquierdas y presentó un documento con propuestas para impedir asimismo el acceso de Vox a posiciones institucionales de la Cámara. Un protocolo que hoy será entregado al resto de grupos.
El PSC también propone un pacto a los grupos para cerrar el paso a la ultraderecha en el Parlament