El director Serébrennikov deja el Teatro Centro Gógol
Crítico con el Kremlin, fue condenado por malversación en 2020
El laureado director de cine y teatro Kiril Serébrennikov, uno de los más eminentes de Rusia, deja de estar al frente del Teatro Centro Gógol de Moscú, que él mismo ha revolucionado desde el año 2012. Su salida se ha conocido después de que el año pasado fuera condenado por malversación en un caso que él y sus seguidores creen que tiene motivaciones políticas por su actitud crítica hacia el Kremlin de Vladímir Putin.
Teóricamente no se trata de un despido, ya que el contrato que le unía con el vanguardista centro cultural como director artístico expira este 25 de febrero. Sin previo aviso, el departamento de Cultura de la ciudad anunció que no iba a renovarlo.
“El Centro Gógol, como teatro y como idea, seguirá vivo, porque el teatro y la libertad son más importantes, y por tanto más duraderos, que todo tipo de burócratas”, dijo el artista en Instagram, junto con la foto de la carta que le indicaba la puerta de salida.
Esta decisión se produjo ocho meses después de que Serébrennikov fuera condenado a una pena en suspenso de tres años por malversación de 1,8 millones de euros en subvenciones públicas entre 2011 y 2014. Junto a él fueron condenados dos productores del teatro, Yuri Itin y Alexéi Malobrodski, así como la empleada del Ministerio de Cultura Sofía Apfelbaum.
El director fue detenido en 2017 y permaneció bajo arresto domiciliario durante más de año y medio. Entre la oposición rusa este caso se percibió como un intento de censura por su activismo por los derechos de la comunidad LGBT, o por unas puestas en escena muy atrevidas en una sociedad que desde las instituciones parecen querer devolver al conservadurismo.
Aunque su arresto domiciliario no le impidió seguir dirigiendo y montando espectáculos, Serébrennikov no pudo participar en el estreno de su ballet Nuréyev ,enel Teatro Bolshói, en diciembre de 2017. La obra había causado un gran revuelo, por recordar la figura de un artista que se rebeló contra el poder (entonces, el soviético) y por los desnudos sin pudor, que indicaban la homosexualidad de Rudolf Nuréyev. Fue aplazado varios meses, lo que se interpretó como un intento de censura. Tampoco pudo asistir al festival de Cannes de 2018, donde competía con su película Leto (verano, en ruso).
Serébrennikov se hizo cargo del Teatro Centro Gógol en 2012, una institución derrotada artísticamente. Le inyectó nuevo nervio y dio rienda suelta a la experimentación, convirtiéndola en una de las escenas más vibrantes de Moscú.
Su salida se produce en un momento de efervescencia política en Rusia, tras el encarcelamiento del opositor Alexéi Navalni y de las mayores jornadas de protesta contra el Kremlin en años.
“El teatro y la libertad son más importantes y duraderos que todo tipo de burócratas”, reaccionó el director