11 recuperaciones
“Son los jugadores experimentados los que deben sacar las castañas del fuego”. Acostumbrados a que Ronald Koeman levante la maltrecha moral barcelonista en la sala de prensa, espacio donde se defiende la mar de bien, la frase que dejó caer en la previa del partido contra el Elche no fue de las más celebradas. Más bien todo lo contrario. Asumiendo que la temporada difícilmente acabará en Canaletes, se le demanda de forma mayoritaria al entrenador azulgrana que continúe con su valentía a la hora de dar alternativas a jugadores jóvenes, porque es de fiar en ese aspecto y porque a los veteranos, Messi aparte, se les ha perdido la fe. Obviamente.
Cuando Pedri se consagre de aquí a unos años la medalla de la apuesta por el canario, más allá de recordarse como una bendita anomalía de la secretaría técnica, deberá serle colgada a Koeman, que ha convertido en imprescindible a un futbolista adolescente. Lo mismo hizo con Ansu Fati, previo pase adelantado de Ernesto Valverde, y no es tan fácil atreverse. Koeman ha normalizado la titularidad de Pedri y ha perseverado en su alineación aunque el jugador no siempre haya brillado porque sabe que todo lo que juega el chaval lo aprovecha. Es Pedri un futbolista con cara de antiguo, lo que uno no sabe muy bien por qué suele ser una garantía. Daría el pego en un álbum de cromos de los setenta o los ochenta. 18 años acabados de hacer y nos la jugaríamos a que el sueldo se lo da a los padres. Parece compañero de quinta de Quini o Stoichkov.
En el mustio partido de anoche, salvado por Messi y por una preciosa galopada de De Jong, Pedri estuvo siempre presente.
No fueron los veteranos (recuerden, Messi aparte) quienes tiraron del carro, sacaron las castañas del fuego o las frases hechas equivalentes que se quieran. Fue Pedri quien sostuvo el chasis. Siempre hizo el centrocampista lo correcto con el balón, siempre estuvo en el sitio exacto posicionalmente pese a la lentitud y el desorden reinantes (la primera parte fue insufrible), y recuperó tantos balones que servidor envió un mensaje a Àlex Delmás, vecino de página siempre atento que ve el fútbol como pocos, para pedirle cuántos exactamente: “11 recuperaciones. Brutal”. Pues eso, brutal.
Es evidente que apariciones como las de Pedri no abundan pero entre seguir dando bola a los más vistos y utilizar a algún canterano apelando a una mirada de club más larga (Konrad de la Fuente, Ilaix Moriba, Collado, lógicamente Riqui Puig) y aceptando que no todos saldrán buenos, uno prefería ver más a los segundos, si puede ser con la misma determinación y justicia con la que Koeman sustituyó a Pjanic al descanso tras ver al bosnio replegarse a un trote que merecía sanción.
Tiempos difíciles
A servidor le gustaría transmitir más alegría en sus artículos pero resulta difícil. Hoy le damos las gracias a Pedri, un oasis entre tan poco estímulo. Recuerdo aquellas frases cenizas de quienes, durante los tiempos felices, se negaban a disfrutar plenamente de aquel presente anticipando lo que vendría: “Aprovechad ahora porque esto no durará toda la vida”. Como si no lo supiésemos. Cuando las cosas van bien, en el fútbol (tripletes, sextetes...) y en la vida (era prepandémica) lo que hay que hacer es disfrutar a fondo del momento. Si los amigos te dicen de tomar unas cañas les dices que sí. Si tu equipo está jugando de narices pues te recreas en el estadio (cuando se podía) y luego en casa lo ves repetido si hace falta. Es tan obvio que después de la fiesta viene la resaca que no hace falta estropearlo recordándolo en pleno goce. Los malos momentos, los actuales por descontado, hay que soportarlos porque no hay más remedio. Es esta una reflexión para cuando regrese un mínimo de felicidad. Ahora no se atisba. Jugar de poder a poder la primera parte contra el Elche lo contraindica.
Pedri es de fiar, daría el pego en un álbum de cromos de los años setenta u ochenta