La Vanguardia

El matemático del gol

Messi supera a su amigo Suárez y va camino de su octavo trofeo Pichichi

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Un poco de Messi ya es mucho. Sobre todo en este Barça. Porque no hace falta que muestre una versión sideral para que sepa a caviar, para que se mantenga como el gourmet del equipo, el que saca las castañas del fuego. Si Messi mira al suelo el Barcelona no levanta cabeza. Pero basta una aceleració­n del argentino para que se produzca un efecto revitaliza­nte, para que se cace una victoria, la octava en nueve jornadas, y para que la depresión dejada por el PSG y por el Cádiz quede por lo menos aliviada. Un poco de Messi sigue siendo mucho porque nadie ve la portería como él en un conjunto al que le falta contundenc­ia en las áreas como el comer. Él es la excepción, un matemático del gol, en medio de unos compañeros en constante línea discontinu­a.

Si no estuviera Leo, el páramo en el Camp Nou sería esta campaña insoportab­le. Como quien no quiere la cosa el rosarino ya acumula 18 goles en el campeonato, ha superado en el liderato del Pichichi a su amigo Luis Suárez (16) y se dirige hacia otro trofeo de máximo realizador.

Dicen que va andando y es verdad pero no necesita de la sexta marcha que ya no tiene para que los goles se le sigan cayendo de las manos. Tras una fase inicial de la temporada en que había extraviado la puntería el argentino ha recuperado su relación científica con las mallas. Ha recobrado su bendita rutina. En la actualidad acumula 7 partidos seguidos marcando en el campeonato, un tramo en el que ha marcado 11 goles y en el que ha sostenido al conjunto blaugrana ante el nuevo letargo de los Dembélé, Griezmann y compañía. Ayer tuvo que encontrar su socio en Braithwait­e, que le asistió de espuela en el primer gol. Nunca antes el danés le había dado un pase decisivo al argentino. En esta coyuntura Messi no tiene más remedio que buscarse la vida para que su encicloped­ia continúe escribiénd­ose con letras mayúsculas hasta su último día en el club de su vida. Es un Larousse infinito que se acerca a pasos agigantado­s al récord de partidos jugados con el Barcelona de Xavi Hernández y en el que ya otea su octavo Pichichi. Sería el quinto consecutiv­o.

El museo de su casa está a rebosar, de copas y distincion­es. También de camisetas de equipos rivales. Anoche al final del partido se llevó otra para la colección. Cuando el portero del Elche, Edgar Badia, le pidió la camiseta, Messi se la quitó y a su vez le comentó al guardameta, para su sorpresa, que él también quería la suya. Señal de que había terminado el encuentro de buen humor tras una primera mitad en la que había hecho aspaviento­s pidiendo más intensidad y más ritmo al resto del equipo en unos minutos que hasta el Elche se permitió el lujo de pasarse el balón.

Ninguna medicina le sienta mejor al delantero que la del gol. Ayer, por partida doble, en su quinto doblete en esta Liga. Lo que se le resiste esta temporada es el hat trick. Todavía no se ha llevado ningún balón a casa pero no hay duda de que lo seguirá intentando.

ANÉCDOTA FINAL El portero del Elche le pidió la camiseta y el rosarino le sorprendió haciendo lo mismo con el guardameta

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EP Lionel Messi y Frenkie de Jong se abrazan tras el segundo gol barcelonis­ta

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