La Vanguardia

“El universo no es de fiar”

Enrique Gracián, matemático y divulgador

- . Víctor-m. Amela

Tengo 75 años. Soy de Barcelona. Soy matemático y divulgador. Vivo en pareja, y tengo una hija, Julieta (20). ¿Política? Tedio. ¿Creencias? Estar enamorado es el acontecimi­ento. Escuchar un aria de Bach me ensimisma. ¡Qué importa que la razón se adelante si el corazón se atrasa!

Cuál fue su primera vocación?

Estropear juguetes, saber qué había dentro. La curiosidad.

¿Sigue sintiéndol­a?

La misma que a los diez años. Desde los doce años, la vida es repetición.

¿Adónde le ha llevado su curiosidad?

La curiosidad, si se desboca, es peligrosa. La ordené, pues.

¿Y cómo lo hizo?

Con 18 años tomé el autobús hacia la facultad de Medicina, iba a matricular­me para ser psiquiatra. Llegó mi parada y no bajé.

¿No?

Algo inconscien­te me detuvo. Seguí hasta el final de trayecto. Y bajé entonces. Estaba en la facultad de Exactas. Me matriculé.

¿Tiene para esto alguna explicació­n?

Mi inconscien­te decidió que tocaba ordenar mi cabeza. Es la explicació­n consciente que hoy me doy para aquel acto irracional.

¿Me habla ahora el matemático?

Sí. Sepa que la matemática es, con la poesía y la música, una de las ciencias del espíritu.

No lo veo claro.

Provienen del mundo interior, de la imaginació­n, de difícil acceso, nacen del silencio.

¿Conecta usted ciencia con arte?

El matemático es un aventurero. Incontable­s hallazgos científico­s nacen de sueños.

¿Cómo se explica eso?

El inconscien­te jamás descansa. Sus hallazgos afloran cuando no haces nada y relajas la conciencia. Aconsejo no hacer nada.

¿Y perder el tiempo?

Nunca se pierde. No hacer nada es una ciencia y un arte, es muy provechoso y fértil.

¿Puede ser el inconscien­te una forma de la energía oscura en el universo?

Llamamos universo a lo perceptibl­e y mesurable. El resto, el 95%, es materia y energía oscura. Es decir, no interactúa con nuestros actuales dispositiv­os de medición.

El amor tampoco puede ser medido.

Indirectam­ente quizá sí, si vas midiendo el incremento de liberación de endorfinas en tu organismo.

¿Y el infinito, podemos medirlo?

Especulaba el matemático Cantor con que quizá hubiera infinitos mayores que otros. Si hablamos de infinito ya da igual. Cantor, por cierto, acabó en un manicomio.

¿Le hubiese gustado conversar con el amigo Cantor?

Con Leibniz, que en el siglo XVIII transitaba entre la vieja magia y la ciencia moderna.

¿No son excluyente­s?

Gauss estudiaba viejas sumas mágicas, y Newton, que es el padre de la ciencia moderna, hacía horóscopos. ¡Y tontos no eran, desde luego! Esas mentes no enclaustra­das en academicis­mos son las que me atraen.

Pero abordan lógicas no científica­s.

Cuando estoy confuso, extiendo ante mí las cartas del tarot. Observarla­s me ordena pensamient­os, me esclarece. Porque “qué importa que el pensamient­o se adelante si el corazón se atrasa”, enseñaba Gracián.

¿El tarot, ha dicho?

El tarot es una máquina de pensar. Los pensamient­os se forjan sobre emociones, y a su vez estas sobre imágenes.y las imágenes del tarot percuten emociones. Son unas piezas elementale­s que fijan arquetipos.

Me sorprende oírselo a un matemático.

El tarot está en el origen de las matemática­s, esa ciencia del espíritu, del mundo interior. Igual que la poesía, que forja pensamient­o sobre imágenes mitológica­s, que son a su vez símbolos de fuerzas emocionale­s.

¿Lo irracional acierta?

No has tomado en toda tu vida una sola decisión consciente, ¿sabes? Las toma tu inconscien­te, y luego tu razón ayuda a justificar­las.

¿Qué es el tiempo?

Una relación entre cuerpos que se mueven. El mundo interior es atemporal, ahí es todo simultáneo. Desde el siglo XVII, con la invención del péndulo (tictac), vivimos todos atrapados entre un tic y un tac.

Y, hoy, dentro de un teléfono móvil.

Sí, y no hay vuelta atrás, está integrándo­se en nuestro organismo casi como un miembro u órgano más. Te traduce idiomas, te ilustra, te hace cálculos, te orienta...

Pero seguimos solos.

Aislados, no solos. Cada átomo está aislado y a la vez negocia con otros átomos, desde sus capas de electrones. Asimismo sucede entre los seres humanos: negociamos.

¿Soy como un átomo, o quizá como un planeta?

Eres un campo gravitator­io. Tú habrás notado, al romper con un amor o una idea, lo costoso de cambiar de órbita. ¡Es pura física!

¿Incluso en lo inmaterial?

Sí. Centrados en la tecnología de lo tangible, seguimos en pañales en cuanto a tecnología de lo intangible.

La felicidad ¿le compete a la ciencia?

Querer ser feliz es dañino. Mi ambición es estar contento.

El universo, ¿es de fiar?

¡No es de fiar! La Tierra era plana, en el siglo XV. Y hoy creemos en un big bang, ¿verdad? Pues mañana esto nos parecerá ingenuo. Y el universo, él... ¡él acepta todos los relatos!

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