Pasaporte sanitario europeo
El proyecto de creación de un pasaporte sanitario europeo para reducir las restricciones que impone la lucha contra la covid y facilitar la libre circulación de ciudadanos entre los diferentes países es importante para avanzar hacia la normalidad y, asimismo, contribuir a la reactivación de los sectores más afectados por la pandemia, como son los transportes –especialmente las líneas aéreas– y el turismo. Esta solución beneficiaría directamente a los países receptores de turismo y, en este sentido, es crucial para España. Pero también facilitaría que los ciudadanos europeos puedan disfrutar de sus vacaciones de verano en sus destinos habituales, el más importante de los cuales es también España.
La propuesta de pasaporte sanitario fue realizada por Grecia en el mes de enero y ha sido apoyada intensamente, aunque con discreción diplomática, por el Gobierno español. Desde entonces se ha abierto camino, con el respaldo de otros países también turísticos, como Portugal, Italia y Austria, entre otros más, y ha llegado hasta la mesa del Consejo Europeo celebrado esta semana. Fue la canciller alemana, Angela Merkel, la primera en anunciar que el consejo de presidentes y jefes de gobierno europeos ha encargado a la Comisión Europea que elabore un proyecto de pasaporte sanitario en los próximos tres meses. Eso permitiría, en el mejor de los casos, tenerlo a punto antes del verano.
La citada iniciativa ha sido acogida con enorme entusiasmo por el sector turístico español, que ve en ese pasaporte sanitario la posibilidad de poder salvar la temporada veraniega, después del desplome de visitantes que se registra desde que comenzó la pandemia, y que ha provocado que la economía española sea la que registra la recesión más profunda de la Unión Europea . El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha elogiado los avances en el seno del club comunitario que registra el pasaporte sanitario y lo considera impostergable para la paulatina recuperación de la normalidad y el turismo sin aumentar el riesgo de contagiarse de la covid. El presidente español está en contra de las decisiones unilaterales o bilaterales, que algunos países ya han adoptado, y defiende que para lograr la máxima eficacia es necesario un acuerdo de toda la UE e incluso de otros foros multilaterales más amplios. En esta línea, España ya ha presentado una propuesta a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Resulta estratégico para el turismo mundial, y especialmente para nuestro país –que es la segunda potencia turística internacional–, que dicha propuesta logre el máximo apoyo. La diplomacia española debe moverse con rapidez y eficacia.
Pero no todo parece tan fácil. El comité de ética alemán ya advirtió en su día que los ciudadanos vacunados no deberían tener privilegios sobre los demás, ya que ello abriría una grave brecha de discriminación. Lo mismo ha dicho el presidente francés, Enmanuel Macron, en contra de los intereses de su propia industria turística, que es la primera del mundo.
Aparte de las consideraciones éticas también hay otros problemas. Como ha dicho la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, todavía hay interrogantes científicos por resolver, ya que nadie ha asegurado que no se pueda contagiar el coronavirus después de la vacunación. Por ello la Comisión Europea ya trabaja con un concepto más amplio que el de la vacunación. En este sentido se trataría de un documento que agilice y dispense la utilización de cuarentenas, por vacunación, por haber pasado ya la covid o por haber sido testado y certificar que no se porta el virus.
En cualquier caso, dada la enorme importancia que tiene el turismo en toda Europa, resulta fundamental que los Veintisiete se pongan de acuerdo, con urgencia, para disponer antes del verano de algún tipo de documento que tenga todas las garantías sanitarias y jurídicas y que permita combatir la pandemia con mayor eficiencia, reducir contagios, limitar al mínimo las restricciones a la movilidad y facilitar la libre circulación de los ciudadanos europeos entre los diferentes países.
La UE busca la fórmula
para facilitar la libre circulación de personas con el menor riesgo de contagio