Culto al guiso de siempre
La Cuina de l’era , una suculenta casa de comidas
No queremos empezar sin decir que los cimientos de esta casa son de bandera. Joan Llenas, su cocinero, es un fotógrafo gigantesco que ha ganado premios y premios haciendo fotos: trabajó con Santi Santamaria a lo largo de su trayecto profesional, participó en casi todos sus libros, y también en los de otros cocineros de renombre. Por eso, porque ha conocido la cocina muy de cerca, sabe lo que es un restaurante y lo que significa ser cocinero y, sobre todo, por el respeto que merece la cocina, no quiere que hablemos de él como cocinero. “No trabajo con chaquetilla, cocino como lo hago en casa”.
La Cuina de l’era, más que un restaurante, es una sencilla casa de comidas, que Joan dirige con la ayuda de Àngels Navarro, colaboradora y socia en este proyecto que iniciaron hace tres años. Joan, que está en todas partes -pero especialmente delante de los fogones- cocina siguiendo las recetas de su madre, Queralt Sunyer, una chef de un nivel totalmente excepcional.
De jovencito Joan siempre disfrutó de los guisos y asados de su madre, platos familiares que, sin duda, fomentaron su afecto por los fogones. Son, todos, platos generosos que evidencian la excelencia de la vieja y sabia cocina tradicional.
La cocina de Queralt, de la mano de Joan, aquí siempre lucirá. Lo que hace Joan tiene una autoría incuestionable que nace de unos principios culinarios familiares. No le mueve la rareza. Y sabe que la aceptación de la novedad por la novedad resta credibilidad, estilo propio y libertad. Comportamiento y fidelidad. Junto a Joan, atendiendo la sala -amable y servicial- otro Joan, de apellido Tasias.
En esta casa hemos comido muy bien. La cocina honestísima, sin presunción, tantea el mundo de todo lo que le es próximo. El producto del entorno es prioridad. Joan además domina y ama lo que hace y sabe que para él es una exigencia, un reto que no permite abandono.
“Cocino para olvidarme de lo superfluo y acordarme de lo que es esencial. Cocino en homenaje a mi amada compañera de vida, Rosa Argelaguet, que me dejó hace un año de manera repentina”, dice. Generosidad sin medida. Todo, de una coherencia radical.