La Vanguardia

El Barça se impone con autoridad en Sevilla (0-2)

El Barça se saca una espina en Sevilla y logra el punto de inflexión que buscaba

- CARLES RUIPÉREZ

Llevaba días el Barcelona buscando un punto de inflexión y ya lo tiene. Los blaugrana se sacaron una espina ganando al Sevilla, piedra con la que habían tropezado las tres últimas veces. En un escenario en el que no dio la talla en la Copa, el equipo de Koeman se resarció en la Liga con una señora actuación, propia de un equipo con alma, nada entregado a su destino. El triunfo le permite presionar al Atlético y amenazar a los sevillista­s de cara al miércoles en la vuelta de las semifinale­s. Dos goles (uno de Dembélé, el nuevo 9, y otro de Messi, que siempre está), portería a cero y mucha moral para las emociones fuertes que vienen.

Hay victorias pírricas y victorias grandilocu­entes. Triunfos que empequeñec­en y éxitos que hacen crecer. La de entre semana contra el Elche no tuvo más historia. Cubrió el expediente. La de ayer en el Pizjuán es de las que levantan el ánimo, de las que cuando se logran se celebran más por lo que pueden significar que por lo que significan ahora mismo. Fue un golpe de autoridad en la clasificac­ión en casa del cuarto clasificad­o para acabar de decidir que el Barça no debe asegurar la Champions sino luchar por ganar el título.

El partido de Sevilla valía una temporada, un tiempecito. Servía para seguir vivos en la Liga casi un mes más, al menos hasta las visitas a Anoeta y el Bernabeu. Sabe el Barça que cualquier nuevo tropiezo le descabalga en un campeonato que está dispuesto a pelear. Así que se puso serio y hasta con cara de enfadado. Sacó un orgullo, una intensidad y una concentrac­ión que difícilmen­te se ve en un equipo en un momento de transición. Igualar al equipo de Lopetegui en el cuerpo a cuerpo no es fácil y el conjunto blaugrana lo neutralizó a base de esfuerzo y de lucha colectiva, con una presión muy alta y siendo valiente y agresivo.

Koeman no se casa con ningún sistema y sigue dando vueltas y tocando teclas. El entrenador del Barcelona sigue probando después de que el 4-3-3 no pasase la prueba del PSG. Contra el Elche regresó el doble pivote. En el Sánchez Pizjuán, recuperó los tres centrales que utilizó en diciembre en Valladolid.

Le ganó la partida de ajedrez a su colega con el novedoso dibujo. La línea que marcaron Piqué, Mingueza y Lenglet dio tranquilid­ad al resto, que se fue a buscar al Sevilla para quitarle la pelota. Ya fuese en duelos directos o en pelotas divididas, el Barça se las llevaba casi todas con mucha implicació­n. ¿Quién dijo que Messi no puede presionar? El diez mordía a Bono, Fernando o Diego Carlos. ¿Quién dijo que Dembélé no era ordenado? El francés incomodó a Koundé y le obligó a estar pendiente de un jugador tan o más rápido que él. Mientras que Dest y Jordi Alba se emparejaba­n con Escudero y Navas, respectiva­mente, en vez de estar vigilando a Munir y el Papu Gómez.

Así es como el Barcelona alejó a los locales de Ter Stegen. El duelo era muy físico y los visitantes no se arrugaron. No les amilanaron los gritos ni las protestas cada vez que el árbitro decretaba falta. Saltaron chispas en más de una ocasión pero los barcelonis­tas plantaban cara, se llamasen Mingueza o Messi.

Con tanta disputa, casi parecía que no había porterías. Hasta que el Barça encontró a Dembélé, convertido en el nuevo nueve. Tras una gran cabalgada de De Jong, que hizo la pared con Pedri, el holandés lanzó por primera vez a Dembélé con espacios. El francés chutó con rosca para que Bono se estirase. Ése era el camino que buscaba Koeman con la posición tan centrada del Mosquito. Siempre llamado a desequilib­rar por la banda, el técnico

EL NUEVO NUEVE

Dembélé jugó centrado y desarboló a la defensa local con su velocidad, como en el 0-1

PARTITURA Y EJECUCIÓN Koeman acertó con un gran planteamie­nto de tres centrales y Messi sentenció con su 19.º gol

holandés descubrió en la velocidad del campeón del mundo una arma.

Y el Barcelona la explotó hasta que le dio frutos. Tras una recuperaci­ón de Busquets, Messi levantó el periscopio y vio el desmarque de Dembélé a la espalda de Koundé. El punta se plantó ante Bono y le batió por debajo de las piernas.

El gol no hizo sino dar la razón a Dembélé como 9 y a la idea de Koeman. Por esa razón, Lopetegui utilizó el descanso para realizar un triple cambio con el único objetivo de calcar el 3-4-1-2 del Barcelona.

Pero el partido seguía siendo de Dembélé cada vez que se activaba. Escudero despejó su disparo desde el suelo y el rechace lo envió Dest al poste con un trallazo. Y Messi no acertó cuando el francés había sacado los colores en un largo sprint a Fernando y a Koundé.

El Barça ni siquiera se resintió con las lesiones de Pedri y Araújo, que reapareció y apenas aguantó 13 minutos, o la sustitució­n de Dembélé, agotado. Ilaix Moriba, que sustituyó al canario, entró en el partido como un veterano. Hasta el punto de ser el origen del 0-2. Se la dio al borde del área a Messi, que hizo el resto. Regatear al central, meterse en el área, intentar picársela a Bono, hacerse con el rechace y casi meterse con el balón en la portería para finiquitar un primer asalto, que el Barça mereció de principio a fin.

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 ?? CRISTINA QUICLER / AFP ?? Ousmane Dembélé corre en la celebració­n del 0-1, su primer gol en la Liga desde el 29 de diciembre
CRISTINA QUICLER / AFP Ousmane Dembélé corre en la celebració­n del 0-1, su primer gol en la Liga desde el 29 de diciembre

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