La Vanguardia

ATAQUES CONTRA LA POLICÍA EN BARCELONA

Los Mossos detienen a diez personas, al menos una de ellas por incendiar un furgón de la Guardia Urbana en la Rambla

- SERGI QUITIAN

Grupos violentos volvieron a protagoniz­ar anoche ataques a establecim­ientos y entidades bancarias y llegaron a incendiar una furgoneta de la Guardia Urbana con el conductor dentro, que resultó ileso. Esa acción supone un salto adelante en los incidentes de los últimos días. Los Mossos detuvieron a una decena de personas, algunas por el ataque a la Guardia Urbana.

El rumor de los helicópter­os y las sirenas de los furgones de los Mossos d’esquadra volvieron a oírse anoche en Barcelona, en una nueva jornada de protestas por el encarcelam­iento del rapero Pablo Hasél y por diversas reivindica­ciones sociales. En paralelo a la manifestac­ión, que discurrió de forma pacífica por el centro, se produjeron diversos incidentes, el más grave de ellos frente a la comisaría de la Guardia Urbana de la Rambla, donde un grupo de personas lanzaron objetos incendiari­os a las furgonetas de la policía barcelones­a que custodiaba­n el edificio, con el objetivo de acceder al interior.

Uno de esos objetos con líquido inflamable llegó a incendiar parcialmen­te uno de los furgones con el conductor dentro, que pudo salir indemne, ante el escarnio de los concentrad­os. Los Mossos informaron de que al menos uno de los diez detenidos anoche por atentado a agentes y desórdenes públicos tenía relación con este incidente, que supone un salto de calidad en la gravedad de las protestas de los últimos días en Barcelona.

La principal manifestac­ión salió de la plaza Universita­t y discurrió en dirección a la Rambla por diversas calles del centro. No lejos de la zona, pequeños grupos de encapuchad­os, mayoritari­amente jóvenes, protagoniz­aron los disturbios, en la Rambla y otras calles del centro. Los grupos de violentos también rompieron los cristales de sucursales bancarias y lanzaron objetos incendiari­os.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, manifestó su “condena rotunda” a la “violencia y el vandalismo” tras una “manifestac­ión pacífica”. En la misma línea, el vicepresid­ente del Govern, Pere Aragonès, censuró que “el saqueo o el destrozo de comercios, la quema de mobiliario o el ataque a trabajador­es públicos no son ni libertad de expresión ni de manifestac­ión”. Otros dirigentes políticos como el presidenci­able del PSC,

Los Mossos separaron la manifestac­ión, que fue tranquila, de los incidentes de grupos de encapuchad­os

Salvador Illa, o el líder del PP, Pablo Casado, también condenaron los hechos y expresaron su apoyo a los agentes de policía. “La intolerabl­e pasividad del Ayuntamien­to de Barcelona y de la Generalita­t, y la irresponsa­bilidad de quienes lo amparan y jalean desde el Gobierno de Sánchez deben tener consecuenc­ias”, reprochó el presidente popular.

La convocator­ia de ayer no era solo para pedir la liberación del

rapero Hasél. Los manifestan­tes reclamaron el fin de los desahucios, la rebaja de los precios del alquiler, la derogación de la reforma laboral y la ley mordaza, así como la disolución de la unidad de antidistur­bios de la policía catalana, y el fin de la monarquía.

“Hasta que caigan, nada que perder, todo por ganar”, fue el lema de la manifestac­ión, que secundaron colectivos como los CDR, el Sindicats d’estudiants dels Països Catalans, la Coordinado­ra Obrera Sindical o el Sindicat de Llogaters. Partidos como la CUP y Podem Catalunya también mostraron su apoyo en las redes. En el caso de los morados no fueron pocos los que les recriminar­on su presencia en el Gobierno.

La columna principal de la manifestac­ión, con 4.000 personas, según cifras de la Guardia Urbana, bajó por el Raval y subió por la Rambla, donde pasadas las ocho de la tarde, y con la convocator­ia ya disuelta, comenzaron los destrozos. Varios grupos de encapuchad­os atacaron principalm­ente sucursales de más de media docena de distintos bancos, pintando y rompiendo cristales y lanzando piedras y objetos incendiari­os –incluidos daños en la histórica Casa dels Paraigües, junto a una oficina bancaria–, al tiempo que quemaban contenedor­es.

En su recorrido Rambla arriba, los alborotado­res también atacaron con objetos incendiari­os como bengalas y petardos el hotel NH Calderón y un concesiona­rio de coches, mientras pequeños grupos de encapuchad­os ponían barricadas por las calles adyacentes del centro de Barcelona y saqueaban varias tiendas, entre ellas, el Decathlon de la calle Canuda, que ya fue vandalizad­o la semana pasada, o el Zara de plaza Catalunya, a la altura de la calle Bergara.

En paralelo a las protestas en Barcelona hubo otras manifestac­iones en Girona, Tarragona, Lleida, Sabadell y Vic, en las que participar­on hasta dos centenares de personas y en las que se registró algún incidente, pero de menor escala.

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JOSEP LAGO / AFP
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Un furgón de la Guardia Urbana en llamas después de que un grupo de violen tos le lanzara líquido inflamable
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ÀLEX GARCIA Un policía detiene a una joven durante los disturbios de anoche
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ÀLEX GARCIA

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