ATAQUES CONTRA LA POLICÍA EN BARCELONA
Los Mossos detienen a diez personas, al menos una de ellas por incendiar un furgón de la Guardia Urbana en la Rambla
Grupos violentos volvieron a protagonizar anoche ataques a establecimientos y entidades bancarias y llegaron a incendiar una furgoneta de la Guardia Urbana con el conductor dentro, que resultó ileso. Esa acción supone un salto adelante en los incidentes de los últimos días. Los Mossos detuvieron a una decena de personas, algunas por el ataque a la Guardia Urbana.
El rumor de los helicópteros y las sirenas de los furgones de los Mossos d’esquadra volvieron a oírse anoche en Barcelona, en una nueva jornada de protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél y por diversas reivindicaciones sociales. En paralelo a la manifestación, que discurrió de forma pacífica por el centro, se produjeron diversos incidentes, el más grave de ellos frente a la comisaría de la Guardia Urbana de la Rambla, donde un grupo de personas lanzaron objetos incendiarios a las furgonetas de la policía barcelonesa que custodiaban el edificio, con el objetivo de acceder al interior.
Uno de esos objetos con líquido inflamable llegó a incendiar parcialmente uno de los furgones con el conductor dentro, que pudo salir indemne, ante el escarnio de los concentrados. Los Mossos informaron de que al menos uno de los diez detenidos anoche por atentado a agentes y desórdenes públicos tenía relación con este incidente, que supone un salto de calidad en la gravedad de las protestas de los últimos días en Barcelona.
La principal manifestación salió de la plaza Universitat y discurrió en dirección a la Rambla por diversas calles del centro. No lejos de la zona, pequeños grupos de encapuchados, mayoritariamente jóvenes, protagonizaron los disturbios, en la Rambla y otras calles del centro. Los grupos de violentos también rompieron los cristales de sucursales bancarias y lanzaron objetos incendiarios.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, manifestó su “condena rotunda” a la “violencia y el vandalismo” tras una “manifestación pacífica”. En la misma línea, el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, censuró que “el saqueo o el destrozo de comercios, la quema de mobiliario o el ataque a trabajadores públicos no son ni libertad de expresión ni de manifestación”. Otros dirigentes políticos como el presidenciable del PSC,
Los Mossos separaron la manifestación, que fue tranquila, de los incidentes de grupos de encapuchados
Salvador Illa, o el líder del PP, Pablo Casado, también condenaron los hechos y expresaron su apoyo a los agentes de policía. “La intolerable pasividad del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat, y la irresponsabilidad de quienes lo amparan y jalean desde el Gobierno de Sánchez deben tener consecuencias”, reprochó el presidente popular.
La convocatoria de ayer no era solo para pedir la liberación del
rapero Hasél. Los manifestantes reclamaron el fin de los desahucios, la rebaja de los precios del alquiler, la derogación de la reforma laboral y la ley mordaza, así como la disolución de la unidad de antidisturbios de la policía catalana, y el fin de la monarquía.
“Hasta que caigan, nada que perder, todo por ganar”, fue el lema de la manifestación, que secundaron colectivos como los CDR, el Sindicats d’estudiants dels Països Catalans, la Coordinadora Obrera Sindical o el Sindicat de Llogaters. Partidos como la CUP y Podem Catalunya también mostraron su apoyo en las redes. En el caso de los morados no fueron pocos los que les recriminaron su presencia en el Gobierno.
La columna principal de la manifestación, con 4.000 personas, según cifras de la Guardia Urbana, bajó por el Raval y subió por la Rambla, donde pasadas las ocho de la tarde, y con la convocatoria ya disuelta, comenzaron los destrozos. Varios grupos de encapuchados atacaron principalmente sucursales de más de media docena de distintos bancos, pintando y rompiendo cristales y lanzando piedras y objetos incendiarios –incluidos daños en la histórica Casa dels Paraigües, junto a una oficina bancaria–, al tiempo que quemaban contenedores.
En su recorrido Rambla arriba, los alborotadores también atacaron con objetos incendiarios como bengalas y petardos el hotel NH Calderón y un concesionario de coches, mientras pequeños grupos de encapuchados ponían barricadas por las calles adyacentes del centro de Barcelona y saqueaban varias tiendas, entre ellas, el Decathlon de la calle Canuda, que ya fue vandalizado la semana pasada, o el Zara de plaza Catalunya, a la altura de la calle Bergara.
En paralelo a las protestas en Barcelona hubo otras manifestaciones en Girona, Tarragona, Lleida, Sabadell y Vic, en las que participaron hasta dos centenares de personas y en las que se registró algún incidente, pero de menor escala.