Un nacionalismo diferente al de Inglaterra
Las siglas SNP corresponden a Partido Nacional de Escocia, pero Boris Johnson ha dado instrucciones a sus ministros y a los funcionarios de Downing Street para que a partir de ahora se refieran a él como el Partido Nacionalista de Escocia, para recalcar que su razón de ser es destruir el Reino Unido. En contraste con el nacionalismo inglés arrogante y nostálgico del imperio, aderezado ahora con el populismo johnsoniano, el SNP ha conseguido ser el portaestandarte de un nacionalismo benigno, progresista, con un sentido de identidad comunitaria y sin ningún tipo de nostalgia reaccionaria, que lo ha convertido en partido natural del gobierno en Escocia, con 61 de los 129 escaños en el parlamento de Holyrood. Perdedor por 55% a 45% en el referéndum del 2014, el soberanismo ha captado votantes gracias al Brexit (contra el que votaron los escoceses). A Londres le resulta difícil neutralizar los mismos argumentos (deseo de controlar el propio destino) por los que se ha ido de la UE. Si los ingleses primaron la identidad sobre las consideraciones económicas (salida del mayor mercado del mundo, pérdida de poder adquisitivo), los escoceses ignoran, al menos por el momento, problemas como el nivel de endeudamiento del país o la carencia de una moneda. Además, cada año desaparecen del censo 55.000 votantes mayores, la mayoría unionistas, y son reemplazados por jóvenes en su mayoría independentistas, optimistas sobre el futuro, que dicen no a Johnson, al Brexit, a la austeridad y a Londres.