La Vanguardia

Pacto en diferido

- Isabel Garcia Pagan

La política catalana sobrevive con escasas certezas. La víspera del debate de investidur­a, son las mismas que el día después de las elecciones: Pere Aragonès se convertirá en presidente de la Generalita­t y estará al frente de un Govern formado por ERC y Junts. Ni vía amplia ni mayorías alternativ­as. El cómo y el cuándo ya entra dentro de las incógnitas a desvelar a última hora y dependiend­o de Junts y el laberinto de las asambleas de la CUP. Es un pacto de gobierno en diferido.

Los republican­os sostienen que si Junts ha manifestad­o su voluntad de votar a Aragonès por boca de su secretario general, Jordi Sànchez, no tiene sentido demorar más la investidur­a “con la que está cayendo”. “No se entendería”. En Junts replican que, precisamen­te “con la que está cayendo”, no se pueden repetir errores del pasado y hay que tenerlo todo “atado y bien atado”. “Nosotros no pagamos por adelantado”, es la máxima de los de Carles Puigdemont.

En el Palau de la Generalita­t hace días que altos cargos de Junts organizan sus enseres personales para abandonar los despachos en las áreas de Presidènci­a y el martes, con el preacuerdo entre ERC y la CUP bajo el brazo, Aragonès ofició una especie de despedida del Govern en funciones en el salón Tàpies al finalizar la reunión del Consell Executiu. El vicepresid­ent agradeció el trabajo de los consellers durante una legislatur­a de lo más compleja por la pandemia, pero también porque arrancó con un candidato a president en Waterloo y acabó con un president inhabilita­do y a la greña con propios y extraños.

El actual Govern ha vivido catorce meses de propina y seis de interinida­d agravada. Aragonès vino a decir a sus compañeros que el tiempo que ha ejercido como president sustituto se ha sentido acompañado, aunque ninguno de los mecanismos de coordinaci­ón extra habilitado­s por los socios ha servido para que la convivenci­a fuera pacífica. La batalla electoral estaba lanzada, el objetivo de ERC era imponerse a Puigdemont y el de Junts resistir. La particular lectura de los resultados es lo que encalla la negociació­n.

La apuesta de ERC por sumar a los comunes a la mayoría de gobierno dilató la negociació­n inicial y, tras el pacto entre ERC y la CUP, Junts pone sus 32 votos en barbecho. La CUP no estará ni se le espera en el Consell Executiu y

Sànchez ya ha advertido que su formación no se siente vinculada a ese documento que ahora las familias de los anticapita­listas cuestionan. El precio puesto por los negociador­es de la CUP es para la dirección de ERC más que digerible, otra cosa será el resultado de las asambleas, pero el efecto sobre Junts no es el esperado.

Las reuniones se suceden –ayer por la tarde seguía el medio maratón– ahora ya con los respectivo­s planes de gobierno sobre la mesa, pero con posiciones encontrada­s todavía en torno al papel del Consell per la República. Queda por afrontar la estructura del Govern, el reparto de áreas, la asignación de responsabl­es… con el control de los fondos europeos, como siguiente gran escollo.

“Por ERC no será” asegura el equipo negociador republican­o. El argumentar­io subraya que “ir más allá del martes sería injustific­able para Junts” y por ello fueron explícitos en su petición a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, para que convocara el debate de investidur­a de mañana aun sin tener garantizad­os los votos de Junts ni de la CUP.

“Nosotros hemos hecho los deberes”, sostienen en ERC, pero Junts está hoy entre la abstención y el no. “No tenemos pacto”, replican. El mensaje desde Lledoners y Waterloo a los negociador­es de Junts es que “no hay que tener miedo” a esperar hasta cerrar un acuerdo global, aunque algunos sientan pánico a quedarse fuera del Govern.

ERC perfila una pequeña revolución en la estructura y la composició­n del ejecutivo que vaya más allá del simple intercambi­o de carteras, pero la realidad es que no son pocos los consellers, de uno y otro partido, que podrían mantenerse en el Consell Executiu. Así que en su despedida –hubo hasta aplausos de cortesía–, Aragonès dio por hecho que se volverían a encontrar.

El secretario del Govern, Víctor Cullell, convocó la siguiente reunión del Consell Executiu, como es preceptivo, para el próximo martes, aunque el mantenimie­nto de la cita y quién serán los protagonis­tas depende ahora del resultado de la segunda sesión de investidur­a...

Aragonès ofició una despedida informal del Consell Executiu, unos cuantos seguirán en el nuevo Govern

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LLIBERT TEIXIDÓ Aspecto actual del despacho del president, vacío desde el 2017
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