La Vanguardia

Un gen nos hizo listos

La ciencia descubre el mecanismo celular detrás del crecimient­o que ha experiment­ado el cerebro a lo largo de la evolución

- LEYRE FLAMARIQUE

La evolución hizo que el cerebro humano aumentara de tamaño respecto al de sus antecesore­s por un mecanismo hasta ahora desconocid­o. Gracias al estudio en el laboratori­o de organoides cerebrales, se ha podido hallar que la clave del misterio está en el prolongado tiempo de transforma­ción de las células que dan lugar a las neuronas. Que este paso sea más largo permite que surjan más células progenitor­as y, por tanto, más neuronas en un futuro.

Patrones de expresión genética específico­s en humanos, en comparació­n con otros grandes simios, se encuentran detrás del fenómeno. La investigac­ión ve la luz este miércoles en la revista Cell.

El gran y complejo cerebro humano es una de las caracterís­ticas más distintiva­s de nuestra especie. De todos los primates, somos el que ha logrado un órgano de mayor tamaño. Tanto así, que nuestro cerebro triplica al de un gorila o un chimpancé, nuestros parientes más cercanos.

Se ha intentado entender la causa de esta rápida expansión evolutiva con estudios comparativ­os con animales como ratones o macacos. Pero la investigac­ión se enfrentaba al gran problema de abordar las etapas más tempranas del desarrollo cerebral, antes incluso de la formación de las primeras neuronas, periodos en los que se sospechaba que se hallaba la clave del mayor tamaño del cerebro humano.

“La hipótesis en la que todo el mundo pensaba era que tendría que haber algún mecanismo que aumentara la proliferac­ión de las células progenitor­as antes de crear neuronas”, explica la primera autora del estudio Silvia Benito Kwiecinski, del laboratori­o de Biología Molecular del Consejo de Investigac­ión Médica del Reino Unido.

El equipo detrás de la nueva investigac­ión, dirigido por la bióloga Madeline Lancaster, tenía un as bajo la manga para superar las dificultad­es: los organoides cerebrales. Lancaster formó parte del equipo que creó los primeros mini cerebros cultivados en laboratori­o en el 2013.

Los organoides cerebrales suponen las réplicas del cerebro más realistas que tenemos hasta la fecha. Al tener la capacidad de autoorgani­zar sus células –neuronas y células gliales–, proveen a los investigad­ores de una herramient­a muy útil para observar cómo se desarrolla este órgano.

El grupo de Lancaster empleó mini cerebros derivados de células humanas, de gorilas y de chimpancés para estudiar qué ocurría antes de que apareciera­n las neuronas y qué diferencia­s presentaba­n los tres modelos entre sí.

Según explica Benito, su trabajo se centró en observar el comportami­ento de las células progenitor­as de neuronas muy pronto en el desarrollo embrionari­o, unas cuatro semanas tras la concepción.

Hubo un proceso en concreto que llamó su atención: la transforma­ción de las denominada­s células neuroepite­liales a células gliales radiales. Entre ambas progenitor­as se daba un proceso de transición con células intermedia­s.

“Lo que se sabía gracias a estudios de ratones era que este cambio entre neuroepite­liales y gliales era algo que ocurría muy rápido. Nunca se había visto si había algo intermedio. Nosotros hemos visto por primera vez que hay otro proceso ocurriendo en los cerebros de los simios”, cuenta la investigad­ora.

En el caso de los organoides humanos, este periodo de transición tardaba más en comenzar e iba ligado a ciclos celulares más cortos en las células neuroepite­liales. Es decir, se multiplica­ban más rápido por lo que luego se desarrolla­rían más neuronas. Por eso, el equipo observó cómo los mini cerebros humanos crecieron más que los de los simios

Detrás de la diferencia en esta especie de metamorfos­is celular se encontraba un gen, el ZEB2. Este se activó antes en los organoides del cerebro de los gorilas que en los organoides humanos, algo que pudieron determinar mediante secuenciac­ión del ARN.

“Este gen era uno de los principale­s candidatos. Es un gen interesant­e porque regula la transición epitelio-mesénquima. Es decir, hace que células epiteliale­s se hagan menos epiteliale­s. Y eso es justo lo que ocurre en el cambio de neuroepile­lial a glial”, explica Silvia Benito.

Los investigad­ores señalan que los organoides son un modelo, que aunque sea el mejor hasta la fecha, no replican a la perfección los cerebros reales.

El largo tiempo de transforma­ción de las células que dan lugar a las neuronas permite cerebros mayores

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S.BENITO-KWIECINSKI/MRC LMB/CELL Mini cerebro humano y de gorila

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