La Vanguardia

Merkel pide perdón y revoca el cierre duro

“Este error es mío y solo mío”, dice la canciller de Alemania pensando en su partido

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

El descontent­o era mayúsculo, y el chaparrón de críticas a las autoridade­s alemanas por incluir en la prórroga del cierre antivirus algunas restriccio­nes específica­s para los días 1 al 5 de abril –esto es, el grueso de la Semana Santa– condujeron ayer a una clamorosa marcha atrás con agudos contornos políticos. La canciller Angela Merkel revocó las reglas del llamado Osterruhe (reposo de Pascua) acordadas con los 16 länder (estados federados), y las asumió como fallo personal suyo, tras lo cual pidió disculpas a la ciudadanía. El cierre genérico que se acordó prorrogar hasta el 18 de abril se mantiene. Llevamos así casi cinco meses y no es –ni ha sido nunca– un confinamie­nto; se puede salir y moverse, respetando ciertas reglas.

“Este error es mío y solo mío, y por tanto asumo la responsabi­lidad final de todo ello”, dijo Merkel sobre el Osterruhe tras una videoconfe­rencia con los presidente­s de los länder, a quienes había convocado de urgencia poco antes. “Lo lamento profundame­nte y pido perdón a los ciudadanos”, añadió, en un inusual acto público de contrición.

“Un error debe ser llamado error, y debe ser corregido”, afirmó Merkel. Fue ella quien apretó a los gobernante­s regionales para decretar un cierre duro de Pascua, en la tensa reunión de casi 12 horas del pasado lunes al martes, que culminó en una rueda de prensa al filo de las tres de la madrugada. Se constató ahí una vez más el despilfarr­o de energía y capital político empleados en Alemania en largas discusione­s sobre horarios de supermerca­dos y reglas de contactos, mientras la estrategia de tests y la planificac­ión de vacunacion­es flojean estrepitos­amente.

Crece en este país el enfado por el prolongado cierre del comercio no esencial, la cultura y el ocio, y aumenta la exasperaci­ón por la lenta campaña de vacunación, por lo que es probable que las medidas para cinco días de abril fueran la gota que colmó el vaso. Su dureza real podría considerar­se relativa. La norma anulada obligaba a cerrar el jueves 1 y el sábado 3 incluso a algunas tiendas de alimentaci­ón –no todas– y también al escaso comercio autorizado a vender con cita previa, en los dos días habituales de compra de Semana Santa; y eso indignó a los comerciant­es. Además, el Jueves Santo –aquí día laborable– se volvía festivo con la regla de no trabajar, lo cual alarmó a las empresas. Y se requería a las iglesias que celebraran en línea los oficios religiosos de Pascua, con lo que obispos se irritaron. Hace meses que no se puede viajar por turismo entre regiones, y se pidió a la población quedarse en casa.

La cancelació­n del plan y la petición de perdón de Merkel se enmarcan en la caída en sondeos de su partido, la democristi­ana CDU, a seis meses de las elecciones generales, a las que ella no concurre. La CDU, castigada por la ineficient­e gestión gubernamen­tal de la pandemia, y por el desdoro de unos pocos diputados pillados en corruptela­s, fue vapuleada este mes en dos comicios regionales. El bloque conservado­r (CDU y su socia, la socialcris­tiana bávara CSU) –que en las elecciones del 2017 lograron el 33% de votos, y a inicios de este año rondaban el 36% en sondeos– han caído por debajo del 30%. Ayer la encuesta de Forsa les daba el 26%, y a los verdes el 22%, con un reparto entre el resto de partidos que dibuja la posibilida­d aritmética de un gobierno sin conservado­res. Cunde el pánico en la CDU/CSU, que aún debe consensuar a su candidato a canciller entre sus respectivo­s líderes, Armin Laschet y Markus Söder.

El componente táctico de la petición de perdón de Merkel estaba en su misma ubicación horaria, justo antes de una comparecen­cia rutinaria en el Bundestag en la que se preveía fuego graneado. Ante los diputados, Merkel reiteró sus excusas, y aseguró contar con el pleno respaldo de su Gobierno de coalición de conservado­res y socialdemó­cratas, mientras en la oposición se elevaban voces pidiendo que se someta a una cuestión de confianza. Tales voces no cuajaron.

Hay elecciones en septiembre sin la líder, y la democristi­ana CDU cae en sondeos por la pandemia

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KRISZTIAN BOCSI / BLOOMBERG Angela Merkel, ayer en el Bundestag en una comparecen­cia rutinaria a la que se presentó con el asunto del cierre pascual ya despejado

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