Recep Tayyip Erdogan
Presidente de Turquía
Erdogan ha hecho detener a diez almirantes, todos ellos retirados, por cuestionar en un manifiesto la intención del presidente de retirar a Turquía del acuerdo de Montreux sobre la circulación en el mar Negro.
La Fiscalía de Ankara ordenó el lunes arrestar a diez almirantes retirados “por actuar contra el orden constitucional y la seguridad del Estado”. A otros cuatro, por motivos de edad, les ha dado tres días para presentarse ante la policía. Todos ellos forman parte del grupo de ciento tres oficiales de la Marina jubilados que han firmado un manifiesto sobre cómo debería ser la política del Gobierno en lo referente a los estrechos.
La carta rechaza en concreto que el presidente Recep Tayyip Erdogan pudiera sacar a Turquía de la convención de Montreux, que desde 1936 regula el tráfico marítimo en el Bósforo y los Dardanelos.
El origen del debate obedece a unas declaraciones del presidente del Parlamento, Mustafa Sentop, del partido gobernante, que defendió en televisión la autoridad presidencial para sacar al país de cualquier tratado internacional. Aunque lo que en realidad estaba sobre la mesa era la polémica salida de Turquía de la convención de Estambul contra la violencia machista, Sentop hizo dicha potestad extensiva a Montreux.
Dicho tratado convierte en aguas internacionales los estrechos turcos y restringe la circulación de las armadas de países que no sean ribereños del mar Negro. Los almirantes sostienen que Montreux fue vital para mantener a Turquía al margen de la Segunda Guerra Mundial.
También ha sido importante para Rusia durante la guerra de Siria y en la actual partida en Ucrania, como antes lo fue durante la breve guerra en Georgia por Osetia del Sur y Abjazia.
Canal Estambul, el polémico proyecto que pretende crear un Bósforo artificial varios kilómetros más al oeste –convirtiendo la Estambul europea en una isla– en teoría podría sustraerse a las sujeciones de Montreux. Esta obra faraónica, cuya realización está lejos de estar garantizada, podría comprar a precio de oro la vulnerabilidad de Rusia y otorgar a Turquía una mayor capacidad de maniobra frente a su enemigo histórico. Además de ser una gigantesca operación inmobiliaria.
Pero si ese fuera el principal objetivo, una opción mucho más económica –y arriesgada– sería simplemente abandonar Montreux. En cualquiera de los dos casos, los militares ahora represaliados han advertido que el cambio de estatus de los estrechos y la militarización del mar Negro podrían volverse contra la propia integridad de Turquía.
Desde el punto de vista del actual Gobierno turco, la intervención
Los militares temen la retirada de Erdogan del acuerdo sobre circulación en el mar Negro
no reclamada de los oficiales retirados –aún tratándose de un asunto de indudable sesgo militar– es inadmisible y poco menos que una invitación al golpe de Estado.
Los ultranacionalistas del MHP, socios del Gobierno, reclaman que se retire la pensión a los oficiales que han suscrito el manifiesto. Llama la atención que entre los detenidos se encuentra Cem Gürdeniz, un almirante kemalista que fue perseguido en el pasado por la infiltración gülenista en la justicia y cuya doctrina marítima agresiva y expansionista (Mavi Vatan, patria azul) ha sido luego adoptada por el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo y sus socios ultraderechistas del MHP.
El líder de este último, Devlet Bahçeli, sorprendía ayer al reclamar que les sea retirada la pensión a los oficiales firmantes del manifiesto. Todo ello, a poco más de veinticuatro horas de la llegada de las primeras autoridades de la Unión Europea a Ankara. Cabe recordar que el ejército turco se ha rebelado en cinco ocasiones contra los gobiernos electos desde 1960.