Buzones contra las pandemias bestiales
La idea partió de los niños después de escuchar el cuento Una nit bestial, escrito por Meritxell Martí e ilustrado por Xavier Salomó (Editorial Cruïlla) en el que las cartas cruzadas entre los animales son fundamentales en la historia. Y emerge en la clase esa idea del buzón como custodio de bellos mensajes. En el aula, con la nube de la pandemia sobre sus cabezas, aparece como nunca la añoranza de los compañeros de juegos con los que no pueden mezclarse, como los animales del bosque.
Al día siguiente, los pequeños alumnos de primero de primaria de la escuela Decroly llevan al aula propuestas de modelos de buzón. “Pero... ¿si en vez de uno para toda la clase fabricamos uno personalizado, con el nombre de cada uno?” “Mejor aún ¿y si incorporamos a la idea a otras clases burbuja?” Dicho y hecho. Los buzones de cartón se fabricaron y colgaron en los pasillos del ciclo inicial, esperando la magia de la comunicación.
El confinamiento pilló a estos niños en la edad del aprendizaje de la lectura. Algunos volvieron leyendo cuentos de corrido, otros aún con las primeras letras. Los maestros recogieron la iniciativa que les ha permitido reequilibrar los aprendizajes y fortalecer la comunidad. Cartas a los compañeros de aula y de otras aulas (a la niña que se va a Argentina, a ver a su abuelo... “que tengas suerte”), a los maestros, incluso se cartean con niños de otras escuelas. ¿A qué es extraña esta pandemia?
En cuanto al aprendizaje, se utiliza el método global, de la frase a la sílaba. Les ayuda tener frases escritas, sobre palos de helado, que pueden reproducir. Y reciben sus respuestas con el correspondiente saludo (“Bon dia!”), cuerpo (“¡Ets molt divertit!”), despedida (“Un petó”), y firma.