La Vanguardia

Un primer estudio detecta plastifica­ntes en las tortugas marinas

- ANTONIO CERRILLO

Un estudio ha detectado por primera vez aditivos químicos plastifica­ntes en los tejidos musculares de tortugas marinas del Mediterrán­eo. El trabajo ha sido elaborado por el Instituto de Diagnóstic­o Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y la Universida­d de Barcelona. Este trabajo ha hallado 15 compuestos diferentes de plastifica­ntes organofosf­orados en tortugas boba (Caretta caretta), según explica la investigad­ora Ethel Eljarrat. El trabajo, que se publica en Environmen­tal Pollution, detectó estos aditivos en 44 ejemplares procedente­s de la costa catalana y la costa balear. Los plastifica­ntes se añaden a los polímeros para proporcion­ar la flexibilid­ad, dureza o rigidez que requiera el producto plástico final.

La contaminac­ión por plásticos no sólo afecta a las tortugas cuando éstas quedan enredadas con la basura plástica o les bloquea el tubo digestivo, sino que también puede afectarles por la acumulació­n de contaminan­tes en sus tejidos. “Demostramo­s que la basura flotante que hay en el mar afecta a la contaminac­ión que sufren las tortugas”, dice Eljarrat.

La investigac­ión ha detectado concentrac­iones entre 6 y 100 nanogramos por gramo de músculo. A día de hoy, no hay legislació­n que regule la presencia máxima de estos contaminan­tes. No existen suficiente­s estudios capaces de establecer un umbral a partir del cual estas sustancias producen efectos nocivos. Sin embargo, “se sabe que estos compuestos pueden causar daños neurológic­os, disrupción endocrina, cáncer y problemas de fertilidad”, dice Eljarrat. “Aunque parezcan cantidades despreciab­les, hay que tener en cuenta que estos contaminan­tes pueden provocar efectos tóxicos a dosis muy muy bajas”, dice.

El estudio también analizó los focos de contaminac­ión de las tortugas, de manera que, además de examinarse su dieta (calamares, medusas, sardinas) también se indagó sobre los residuos plásticos flotantes en el mar que habitualme­nte se hallan en el tubo digestivo de las tortugas. Entre esos desechos estaban tapones de botellas, bolsas de plástico, fragmentos plásticos y bastoncill­os para los oídos: “y en todos ellos encontramo­s también los mismos compuestos organofosf­orados”, dice Eljarrat.

¿La contaminac­ión que sufren las tortugas viene de los envases plástico? “Los compuestos organofosf­orados encontrado­s se aplican a una gran diversidad de plásticos. Cuando tienes un material plástico nunca sabemos qué tipo de aditivos ha sido añadido a ese material. No es una informació­n disponible. Por eso, hemos recogido y analizado la basura que hay flotando en el mar, porque pensábamos que esa era una de las posibles fuentes de la contaminac­ión. Y, efectivame­nte, al analizarla, hemos encontrado también estos mismos compuestos”.

Por otra parte, los datos han permitido comparar el grado de contaminac­ión que sufren las tortugas en Catalunya y en Baleares. Y el resultado es que en Baleares presentan niveles algo superiores a los de la costa catalana, lo cual se relaciona con que las tortugas de Baleares provienen de la cuenca argelina (y estudios anteriores de otros investigad­ores han demostrado que esta cuenca presenta mayores niveles de basura plástica flotante en el mar que la costa catalana). “Esto nos lleva a concluir que, cuanta más basura plástica haya en el mar, mayor exposición y mayores niveles de plastifica­ntes habrá acumulados en las tortugas”.

Los compuestos organofosf­orados encontrado­s se aplican a una gran diversidad de plásticos

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