La Vanguardia

Laia Viñas

Escritora

- XAVI AYÉN MAGÍ CAMPS

Nacida en Xerta (Baix Ebre, 1997), la escritora Laia Viñas ha debutado con Les closques, premio Llibres Anagrama ex aequo, y es una de las nuevas voces de todas las edades que han publicado recienteme­nte su primera novela.

Cuando un jugador de fútbol debuta en un equipo con una actuación destacada, el estadio ruge. Hay ilusión por que se confirmen las buenas impresione­s y el debutante acompañe durante años a la afición dándole alegrías. Algo parecido –aunque a una escala distinta– sucede en la literatura, donde últimament­e han coincidido en las librerías un inusual número de primeras obras –o primeras novelas– de calidad que sitúan en el mapa a varios autores.

Primeras maravillas

Elena Medel, en su doble faceta de autora y editora, y con veinte años publicando (poemarios y ensayos), es una debutante atípica: Las maravillas (Anagrama) es su primera novela y trata del peso del dinero en nuestras vidas. Publicada en octubre pasado, lleva cuatro ediciones y trece traduccion­es. Medel apunta que “el mayor reclamo es al mismo tiempo el mayor peligro: el peso de la novedad. Un primer libro suele recibir más atención por parte de medios y librerías que una segunda o tercera obra: al leer ese primer libro se descubre una voz, con todo lo que tiene de sorpresa o de mérito, que ya nos sabemos en los siguientes libros. A priori, creo que es más difícil publicar esos segundos, terceros libros”. A pesar del éxito, “yo no he dejado mis trabajos como freelance, porque soy consciente de que lo que ha sucedido con Las maravillas puede no volver a repetirse”.

Quien sí ha dejado su trabajo (de presentado­ra televisiva) es Beatriz Montañez, autora de uno de los debuts más sonados, Niadela (Errata Naturae), aparecido el 25 de marzo, donde narra su mudanza a una cabaña sin luz ni agua caliente. El 8 de abril se publicó asimismo Casa se busca, de la argentina Socorro Giménez, en Caballo de Troya, un sello editorial centrado en las voces emergentes. En este caso, se trata de un autorretra­to emocional a caballo entre la prosa, la poesía y la autoficció­n.

El dramaturgo Borja Ortiz de Gondra publicó en febrero Nunca serás un verdadero Gondra (Random House), donde el hijo repudiado de una familia vasca vuelve de Nueva York al heredar el caserón familiar. Y el guionista Daniel Remón es el autor de Literatura (Seix Barral), mezcla de cuento de hadas y autobiogra­fía durante la pandemia que apareció en enero. Por su parte, el abogado y hotelero barcelonés Oliver Espinosa alumbró, a finales de junio, La librera y el ladrón (Planeta), ambientado en el mundo de los ladrones bibliófilo­s, que ha conocido bien.

Clara Pastor, editora de Elba, se pasó al otro lado en noviembre, con Los buenos vecinos (Acantilado), cuentos de relaciones sentimenta­les, familias disfuncion­ales, parejas peleadas, niños asombrados y mujeres excéntrica­s.

El próximo 17 de mayo llega Los días perfectos (Asteroide), primera novela de Jacobo Bergareche, donde un periodista encuentra consuelo a su agitada vida sentimenta­l en la consulta de la correspond­encia de Faulkner.

Juventud y madurez

En el panorama literario catalán, dos veteranas debutantes han conseguido sendos premios con sus primeras novelas. Pepa Aguar, profesora de la UAB, fue reconocida con el premio Joanot Martorell por El que em queda de tu (Edicions 62), una historia de mujeres, muy personal, que entreteje las vidas de la abuela y la madre de la narradora, desde los tiempos de la Guerra Civil hasta el presente, cuando el alzheimer empieza a hacer estragos. Otra profesora, Helena Carreras Grabalosa, ganó el premio Casero con Dinou vint (Empúries), una novela imbricada en los acontecimi­entos actuales, a través de una voz adolescent­e en un instituto de secundaria.

Núria Bendicho se quedó sin el premio Llibres Anagrama del 2020, pero la recomendac­ión del jurado de publicar Terres mortes fue una gran noticia para la autora y ha tenido muy buena recepción por parte de los lectores. Pero Bendicho es realista: “Escribir es difícil por muchas razones. Una de ellas es el tiempo que exige. En una sociedad como la nuestra, donde gran parte de los jóvenes estamos condenados a sufrir tra

bajos precarios que nos obligan a buscar ingresos más allá de la oficialida­d, es difícil encontrar tiempo para escribir. Es muy probable que la literatura siga acompañánd­ome en el futuro, aunque desgraciad­amente no lo haga como principal dedicación”.

Tampoco Laia Viñas ve un futuro halagüeño, a pesar de debutar con novela y premio –el Documenta ex aequo– para su novela

Les closques (L’altra Editorial): “No veo la literatura como mi principal dedicación, veo casi imposible vivir de eso y tampoco sé si estar escribiend­o constantem­ente me gustaría”. Pol Guasch, en cambio, no concibe su vida sin la literatura. Después de publicar tres libros de poesía, ahora se estrena en la novela con Napalm al cor (premio Llibres Anagrama).

Mirar el mundo diverso

En el panorama literario internacio­nal, los ejemplos se multiplica­n. La italiana Lia Piano, hija del arquitecto Renzo Piano, publicó el 7 de abril Planimetrí­a de una familia feliz (Seix Barral / Empúries), inspirado en su infancia. Otro debut que se espera con expectació­n (llega el 10 de mayo) es La desaparici­ón (Sexto Piso) de Julia Philips, la inquietant­e desaparici­ón de dos hermanas en la península de Kamchatka. La chinoestad­oulos nidense C Pam Zhang publicó el 5 de abril Cuánto oro esconden estas

colinas (Gatopardo), un western desde el punto de vista de los emigrantes chinos que quedó finalista del Booker, como Azúcar quemado (Temas de Hoy / Edicions de 1984), de su compatriot­a de origen indio Avni Doshi, la historia de una (mala) relación madre-hija. El 24 de mayo llegará La poda (Impediment­a) de la británica Laura Beatty, que fue su deslumbran­te irrupción en la narrativa, una adolescent­e que huye de casa para vivir como salvaje en el bosque.

El británico Richard Osman arrasó en su país con El club del crimen de los jueves (Espasa/columna), donde un grupo de abuelos aficionado­s a resolver crímenes ficticios se enfrenta a uno real. Se publicó en septiembre y, en el mismo mes del 2021, llega el segundo.

Otras esperadas publicacio­nes son Lo que falta de noche (Random House) del francés Laurent Petitmangi­n, que llega el 13 de mayo, un día tras Agathe (Anagrama) de la danesa Anne Cathrine Bomann. Un poco más (14 de junio) habrá que esperar para los relatos distópicos de Friday Black (Asteroide) del estadounid­ense Nana Kwame Adjei-brenyah. Todos llegan a nuestras librerías con excelentes referencia­s, dignas de autores consagrado­s.

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SHARON HARIDAS PABLO CORONADO / PABLO CORONADO MANÉ ESPINOSA
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Azúcar quemado, una relación envenenada entre madre e hija
Socorro Giménez. La argentina ofrece un autorretra­to emocional en Casa se busca, empezando por su voluntad de destruir objetos
Núria Bendicho. En una masía alejada del pueblo, Terres mortes presenta un drama rural con tintes de novela negra
Laia Viñas. Entre Barcelona y el delta del Ebro, un hombre y su hija conviven por primera vez a
Les closques, premio Documenta
Paula Bonet. La anteriorme­nte conocida como pintora e ilustrador­a ha escrito La anguila, autoficció­n donde narra la violación que sufrió
Laura Beatty. Con La poda, ganó el Authors’ Club Best First Novel Award, como en su día hicieron Alan Sillitoe o Lindsey Davies
XAVIER CERVERA NOEMÍ ELÍAS SIMONE PADOVANI/AWAKENING / GETTY Avni Doshi. La estadounid­ense de origen indio ha debutado con Azúcar quemado, una relación envenenada entre madre e hija Socorro Giménez. La argentina ofrece un autorretra­to emocional en Casa se busca, empezando por su voluntad de destruir objetos Núria Bendicho. En una masía alejada del pueblo, Terres mortes presenta un drama rural con tintes de novela negra Laia Viñas. Entre Barcelona y el delta del Ebro, un hombre y su hija conviven por primera vez a Les closques, premio Documenta Paula Bonet. La anteriorme­nte conocida como pintora e ilustrador­a ha escrito La anguila, autoficció­n donde narra la violación que sufrió Laura Beatty. Con La poda, ganó el Authors’ Club Best First Novel Award, como en su día hicieron Alan Sillitoe o Lindsey Davies

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