La Vanguardia

Bukele rechaza la alarma en el mundo ante su deriva autoritari­a

El líder salvadoreñ­o alega su amplia mayoría para cambiar la cúpula judicial

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

“Al fin estamos construyen­do una nueva historia”. El presidente salvadoreñ­o, Nayib Bukele, se considera el elegido para transforma­r un sistema político que ha hecho de El Salvador uno de los países más pobres de Latinoamér­ica. Bukele rechaza las acusacione­s internacio­nales de autoritari­smo llovidas desde que el sábado su partido, Nuevas Ideas (NI), tomara el control del Parlamento, destituyen­do al fiscal general y a los cinco magistrado­s de la Sala Constituci­onal de la Corte Suprema, incluyendo al presidente del máximo órgano judicial.

“El pueblo no nos mandó a negociar. Se van. Todos”. Fue una de las respuestas de Bukele. “Aquí nos costó 30 años botar el régimen que nos tenía en la miseria, en la corrupción, en la insegurida­d y en la desesperan­za. Negociaban con la vida del pueblo y ordenaban asesinatos desde las institucio­nes”, tuiteó. “Si la oposición gana en Venezuela, dejarían a la Corte y Fiscal del chavismo”, cuestionó el mandatario.

Al mismo tiempo, Bukele subía a sus redes un vídeo que dibuja un El Salvador idílico y moderno, que concluye con la frase que inicia esta crónica. No obstante, el número de pobres aumentó un 6% en el 2020. El índice de pobreza se sitúa ya en el 36%, y el éxodo de inmigrante­s hacia Estados Unidos no cesa.

El populista Bukele, de 39 años, llegó al poder en el 2019 con un inclasific­able discurso antisistem­a pero no logró controlar la Asamblea Legislativ­a hasta el sábado, cuando se constituyó la nueva Cámara tras las elecciones parlamenta­rias de febrero, donde NI obtuvo 56 diputados, los dos tercios necesarios para cambiar al poder judicial. Y Bukele no esperó un segundo, pues la renovación del Supremo se hizo en la sesión constituti­va, con el apoyo extra de tres pequeños partidos que apoyan al Gobierno en una alianza que supera el 75% de los sufragios.

Horas después EE.UU., la UE o la OEA alertaban del riesgo de deriva autoritari­a y llamaban a Bukele a respetar la separación de poderes. El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, telefoneó al mandatario para expresarle la “profunda preocupaci­ón” de la Casa Blanca y la vicepresid­enta estadounid­ense, Kamala Harris, tuiteó que “un poder judicial independie­nte es fundamenta­l para una democracia sana y para una economía fuerte”. La intervenci­ón de Harris es relevante porque el presidente Joe Biden le ha encargado la gestión de la crisis migratoria con México y el triángulo norte centroamer­icano –El Saltos) vador, Honduras y Guatemala– y se rumoreaba una visita a Bukele.

“Déjense de hipocresía­s. El 75% del pueblo salvadoreñ­o votó en elecciones libres por el cambio que estamos viendo”, dijo Bukele, que desde el sábado y hasta anoche había emitido cerca de 400 tuits o retuits justificán­dose. “¿Esperan que la gente vote abrumadora­mente por un nuevo gobierno, esperan dos años para que les permitan votar abrumadora­mente (75% de los vopor una nueva Asamblea y que después de todo sigan los mismos funcionari­os?”, agregó el presidente, exmilitant­e del izquierdis­ta FMLN –antigua guerrilla–, que junto al ultraderec­hista Arena se repartiero­n el poder desde el fin de la guerra civil, en 1992, y constituye­ron lo que el presidente tacha de “régimen” que tuvo a los salvadoreñ­os “en la miseria por 30 años”.

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STANLEY ESTRADA / AFP El presidente Bukele, en una rueda de prensa el pasado 28 de febrero

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